La Aventura de Seguridad en Casa
Era un hermoso día en la casa de la familia Pérez. Los niños, Lucas y Sofía, estaban muy emocionados porque esa tarde tendrían una visita especial: su abuelita Clara, que siempre venía con historias y sorpresas. Pero antes de que llegara, su mamá les recordó algo muy importante.
"¡Chicos! Antes de que empiece la fiesta, tenemos que repasar algunas normas de seguridad en casa. ¿Se animan?"
"¡Sí, mamá!" gritaron Lucas y Sofía al unísono.
Mamá los llevó primero a la cocina, un lugar lleno de aromas deliciosos y colores vibrantes.
"Miren, aquí es donde hacemos las comidas, pero también es donde podemos tener problemas si no tenemos cuidado. ¿Qué creen que debemos hacer y qué no?"
Sofía pensó un momento y dijo:
"¡No jugar cerca de la estufa!"
"Exacto. La estufa puede quemarnos, así que debemos mantenerla despejada", afirmó mamá.
Lucas levantó la mano.
"Y no debemos tocar cuchillos ni objetos peligrosos sin permiso."
"Así es, además de que siempre hay que pedir ayuda si no sabemos cómo usar algo. ¡Muy bien!"
Satisfechos con su lección, se dirigieron al baño.
"El baño puede ser resbaladizo. ¿Qué hacemos para no caernos?" preguntó mamá.
"¡Poner una alfombra antideslizante!" respondió Sofía.
"Sí. Y no debemos dejar juguetes o ropas tiradas, porque podemos tropezar y lastimarnos", agregó Lucas.
Mamá sonrió, estaba orgullosa de sus hijos.
"Exacto, siempre hay que mantener el baño ordenado y limpio. ¡Pasemos a la pieza ahora!"
Cuando entraron a la habitación, Lucía notó algo curioso. Las ventanas estaban abiertas y una brisa fresquita entraba.
"Mamá, ¿no deberíamos cerrarlas si no estamos cerca?"
"Muy buena observación, Sofía. Debemos asegurarnos de que todo esté seguro. Nunca hay que dejar las ventanas abiertas si no estamos en casa. También debemos tener cuidado con los juguetes que dejamos en el suelo. Podemos tropezar si no los guardamos", explicó mamá.
Lucas tenía una idea un poco alocada.
"¿Y si colgamos una tela de araña invisible para que no se nos caigan las cosas?"
Sofía se rió y mamá también.
"No es una mala idea, Lucas, pero con sólo guardar nuestros juguetes estaría perfecto. ¡La limpieza también es muy importante!"
Los niños estaban disfrutando la actividad y cada vez aprendían más.
Entonces, mientras pensaban qué más podían agregar, escucharon un fuerte ruido en la cocina.
"¿Qué fue eso?" preguntó Sofía, mirando a su hermano.
"No lo sé, pero vamos a ver" dijo Lucas, mientras corría hacia la cocina.
Al llegar, se encontraron con una escena desconcertante: el perro de la familia, Rufus, había tirado el mantel y había causado un gran desorden.
"¡Rufus! ¡Qué travieso sos!" exclamó Sofía, riendo.
Mamá, ya a su lado, empezó a reír también.
"Vieron chicos, esto puede pasar si no tenemos cuidado. Debemos asegurarnos de que no haya comida o cosas peligrosas al alcance de Rufus, así evitamos accidentes. ¿Qué tenemos que hacer ahora?"
"¡Limpiar!" gritaron los niños, entusiasmados.
Así que Lucas y Sofía se pusieron manos a la obra, recogiendo y limpiando lo que la travesura de Rufus había desordenado.
Cuando terminaron, llegó la abuela y se unió al festejo.
"¿Qué han estado haciendo, mis amores?"
"¡Aprendiendo sobre seguridad!" dijo Lucas, orgullo.
Abuelita Clara sonrió.
"¿Y qué han aprendido?"
Sofía llevó la voz cantante.
"No jugar cerca de la estufa, mantener ordenado el baño, cuidar las ventanas de la pieza y limpiar después de que Rufus hace de las suyas!"
"¡Excelente! Y recuerden que siempre es mejor prevenir que curar. ¡Así podrán disfrutar de un hogar seguro y lleno de aventuras!"
Así, la familia Pérez celebró la tarde, aprendiendo y riendo juntos. Y los niños nunca olvidaron las normas de seguridad que los protegerían en casa.
Y así, también a muchas otras familias de la ciudad les enseñaron a cuidar de sus hogares, gracias a la gran aventura de Lucas, Sofía, su mamá y su abuela.
Fin.
FIN.