La aventura de Silvia en el centro comercial



Había una vez una niña llamada Silvia, de 4 años, que vivía en la ciudad de Buenos Aires. Un día soleado, Silvia fue al centro comercial con su mamá y su hermano mayor, Lucas.

Estaban muy emocionados por pasar un día divertido juntos. Cuando llegaron al centro comercial, se dirigieron a la zona de juegos para niños. Había toboganes, columpios y un montón de juguetes coloridos.

Silvia estaba tan emocionada que corrió hacia los juegos sin darse cuenta de que se había separado del resto de su familia. Mientras jugaba felizmente en el área de juegos, Silvia notó que ya no veía a su mamá ni a Lucas. Comenzó a sentirse asustada y solita.

Buscó por todas partes pero no encontraba a nadie conocido. Lloró desconsoladamente mientras caminaba por el centro comercial buscando a su familia. De repente, vio a un guardia de seguridad cerca de la entrada principal del centro comercial.

Corrió hacia él y le explicó lo que había pasado. "¡Señor guardia! ¡Me he perdido! No puedo encontrar a mi mamá y a mi hermano" -dijo Silvia entre lágrimas-.

El guardia se inclinó para estar a la altura de Silvia y le dijo amablemente: "No te preocupes pequeña, vamos a encontrarlos juntos". Tomó la mano temblorosa de Silvia y comenzaron una búsqueda por todo el centro comercial.

Recorrieron cada tienda preguntando si alguien había visto a una mujer con un niño más grande junto a ella, pero nadie parecía haberlos visto. La angustia de Silvia crecía a medida que pasaba el tiempo.

Justo cuando parecía que la búsqueda no iba a tener éxito, una vendedora de juguetes recordó haber visto a una mujer y un niño en la sección de ropa para niños. Rápidamente, el guardia y Silvia corrieron hacia esa dirección.

Cuando llegaron allí, encontraron a la mamá de Silvia y a Lucas mirando desesperadamente en cada perchero. Al verlos, Silvia corrió hacia ellos y los abrazó con fuerza. "¡Mamá! ¡Lucas! ¡Los encontré!" -exclamó Silvia, aliviada-. La mamá de Silvia estaba llena de alegría al reunirse con su pequeña hija.

Agradeció al guardia por su ayuda y prometió ser más cuidadosa en el futuro para evitar perderse nuevamente. Silvia aprendió una valiosa lección ese día: siempre debía estar cerca de sus padres o pedir ayuda si se sentía perdida.

También aprendió sobre la importancia de los guardias de seguridad en lugares públicos como el centro comercial.

Desde entonces, cada vez que iban al centro comercial o cualquier otro lugar público, Silvia siempre se aferraba a la mano de su mamá o su hermano mayor. Nunca más volvió a sentirse tan asustada y perdida como aquella vez.

Y así, esta historia nos enseña que es importante mantenernos cerca de nuestros seres queridos cuando estamos en lugares concurridos y nunca tener miedo de pedir ayuda si nos sentimos perdidos.

FIN.

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