La Aventura de Simón Bolívar en el Jardín de la Libertad
Había una vez un niño llamado Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, conocido por todos simplemente como Simón. Vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos. Simón era un niño curioso, soñador y muy valiente. Siempre pasaba sus días explorando el bosque y soñando con grandes aventuras.
Un día, mientras jugaba en el Jardín de la Libertad, un lugar mágico donde todos los sueños podían hacerse realidad, Simón encontró un mapa antiguo en el tronco de un árbol. El mapa tenía dibujos de tesoros escondidos y caminos misteriosos que llevaban a lugares desconocidos.
"¡Mirá lo que encontré!" - le dijo a su amigo, Andrés, que estaba con él.
"¿Qué es?" - preguntó Andrés, acercándose con curiosidad.
"Es un mapa del tesoro. Debemos seguirlo y ver a dónde nos lleva. ¡Podríamos encontrar algo increíble!" - exclamó Simón, con los ojos brillando de emoción.
Decidieron emprender la aventura y, tras estudiar el mapa, comenzaron a seguir el primer camino. Pasaron por campos llenos de flores de colores y árboles altos que parecían tocar el cielo. Simón y Andrés se reían y se animaban el uno al otro mientras avanzaban.
Después de un rato, llegaron a un río caudaloso que bloqueaba su camino. Simón miró hacia un lado y luego al otro.
"¿Cómo vamos a cruzar?" - preguntó Andrés, un poco asustado.
"¡No te preocupes! Podemos construir un puente con esos troncos que están allí. ¡Manos a la obra!" - respondió Simón con determinación.
Juntos, recogieron los troncos y comenzaron a armarlos. Después de mucho esfuerzo y cooperación, lograron construir un puente fuerte y seguro.
"¡Lo logramos!" - gritaron al unísono mientras cruzaban el río.
Al otro lado, encontraron un lugar lleno de sombras y murmullos. Había un grupo de animales charlando y parecía que estaban en problemas.
"¿Qué les pasa?" - preguntó Simón.
"Unos malvados que llegan de la montaña han robado nuestro hogar y no sabemos qué hacer. ¡No podemos seguir así!" - dijo un conejo preocupado.
Simón miró a Andrés y ambos comprendieron que debían ayudar a los animales.
"No se preocupen, los ayudaremos a recuperar su hogar, ¿verdad Andrés?" - afirmó Simón.
"Sí, ¡siempre juntos!" - dijo Andrés, asintiendo con la cabeza.
El grupo se armó de valor y se acercaron a la montaña. Con ingenio y valentía, Simón ideó un plan.
"Podemos distraer a los malvados con una trampa. Desviemos su atención mientras los animales recuperan su hogar. ¡Vamos!" - ordenó, con confianza.
Los dos amigos comenzaron a hacer ruidos y a lanzar piedras para llamar la atención de los malvados. Mientras tanto, los animales se escabulleron y recuperaron lo que era suyo.
Cuando los malvados se dieron cuenta de lo que estaba pasando, era demasiado tarde. Los animales agradecieron a Simón y Andrés, celebrando su valentía.
"¡Son verdaderos héroes!" - aclamó la tortuga, muy emocionada.
Simón se sintió aliviado. Habían ayudado a amigos en necesidad y todo era posible gracias a su trabajo en equipo y a su valentía.
"Pero, ¿dónde está el tesoro de este mapa?" - preguntó Andrés en ese momento, mirando nuevamente el mapa.
Simón pensó un momento.
"El verdadero tesoro es la amistad y la valentía de ayudar a los demás. Eso es lo que encontramos hoy." - sonrió Simón.
"¡Tienes razón! No necesitamos oro ni joyas para ser ricos, lo que tenemos aquí es mucho más valioso." - añadió Andrés.
Contentos por su aventura, decidieron regresar a casa por otro camino. Sabían que cada día era una nueva oportunidad para ayudar y vivir aventuras, sin importar cuán grandes o pequeñas fueran. Así fue como Simón y Andrés aprendieron que las grandes historias se hacen con pequeños actos valientes y que siempre hay un nuevo jardín de libertad para explorar.
"Y así, cada vez que Simón y Andrés se encontraban, sabían que juntos podrían enfrentar cualquier reto y vivir la vida con valor y bondad. Y desde aquel entonces, los dos amigos se embarcaron en nuevas aventuras, llevando en su corazón el verdadero tesoro de la amistad y la valentía.",
FIN.