La Aventura de Sofía en el Nuevo Colegio
Sofía estaba emocionada y un poco nerviosa mientras su mamá la llevaba al nuevo colegio. Al llegar, su corazón latía rápido. Todo era nuevo: los colores, los niños y las paredes llenas de dibujos. A medida que entraba, un sentimiento de duda comenzó a aparecer.
"¿Y si no hago amigos?" - se preguntó Sofía en voz baja.
Cuando la mamá se despidió, Sofía sintió un nudo en el estómago. Se acercó a la entrada de su aula y respiró hondo. Dentro, había un grupo de niños riendo y jugando. Se armó de valor y decidió entrar.
"Hola, soy Sofía!" - dijo con una voz temblorosa.
Un niño con una camiseta verde se le acercó.
"¡Hola, Sofía! Soy Lucas. ¿Te gustaría jugar al fútbol durante el recreo?"
Sofía sonrió, su nerviosismo se fue desvaneciendo un poco. En clase, conoció a su maestra, la señora Gómez, que tenía una enorme sonrisa y contaba historias increíbles.
"Hoy vamos a hacer un juego, donde contaremos algo divertido sobre nosotros. ¡Iniciemos!" - dijo la señora Gómez.
Las manos de Sofía temblaban mientras esperaba su turno. Cuando llegó, dijo:
"Me encanta dibujar y tengo un perro llamado Max que siempre hace travesuras."
Los compañeros se rieron y la empezaron a mirar con más atención.
"¿Te gustaría mostrar tus dibujos en la clase?" - preguntó Valentina, una niña de cabello rizado.
Sofía se sintió muy halagada. En ese momento, se dio cuenta de que podría hacer amigos y compartir lo que amaba. Durante el recreo, Lucas e Ignacio, otro compañero, la invitaron a jugar al fútbol. Sofía se unió y se divirtió muchísimo.
Sin embargo, lo que no esperaba era que ¡el balón se escapara y golpeara a un grupo de niños que estaban jugando con un juego de mesa!"¡Oh no! ¿Qué hice?" - pensó Sofía asustada, mirando a los otros niños.
Pero uno de ellos, que se llamaba Tomás, le sonrió.
"No te preocupes, ¡eso pasa! Podemos jugar todos juntos, así que vení. Vamos a hacer un juego enorme!"
Sofía sintió alivio y rápidamente se unió a ellos. Fue una jornada llena de risas y juegos donde hizo nuevos amigos. Al final del día, la mayoría de sus miedos se habían ido, y su corazón latía fuerte, pero de felicidad.
"¡Mamá! ¡El colegio es increíble!" - le gritó cuando la vio, llenando el aire con su energía positiva.
La mamá sonrió, orgullosa de su valiente hija.
"¿Te gustaría ir mañana?"
"Sí, por favor, ¡espero volver a ver a mis nuevos amigos!" - respondió Sofía llena de entusiasmo.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Sofía sonrió al recordar su día. Había tres cosas que había aprendido: 1. A veces, el miedo se puede superar con un simple saludo.
2. Todos cometemos errores, y eso está bien. 3. La amistad puede surgir en los lugares más inesperados.
Sofía cerró los ojos con la certeza de que su nuevo colegio se convertiría en su lugar especial. Estaba lista para más aventuras.
FIN.