La Aventura de Sofía, María Antonia y Salomé



Era un día soleado en la Escuela Normal Superior, donde las risas de los alumnos resonaban por los pasillos. En el grado 501, tres amigas inseparables, Sofía, María Antonia y Salomé, estaban disfrutando del recreo. Sin embargo, no todo era paz y tranquilidad.

Sofía, con su característico entusiasmo, decía: "Chicas, ¿qué les parece si jugamos a ser exploradoras en el patio? Podemos buscar tesoros escondidos y hacer un mapa."-

María Antonia, un poco más cautelosa, respondió: "No sé, a veces el patio puede ser peligroso y me da miedo perderme."-

Salomé, siempre dispuesta a hacer algo divertido, dijo: "¡Vamos, Antonia! Si nos perdemos, solo tenemos que seguir el sonido de nuestras risas. Además, juntas podemos enfrentar cualquier reto."-

Decididas, se pusieron a buscar su tesoro. Armadas con una pequeña caja de cartón y unas tijeras, comenzaron a dibujar un mapa del patio que prometía llevarlas a un lugar secreto. Sin embargo, en medio de su búsqueda, encontraron un viejo arbusto que parecía tener algo dentro.

"¡Miren! ¿Qué será eso?"- exclamó Sofía, acercándose un poco.

María Antonia susurró: "-¿No serás un poco imprudente? Puede ser peligroso."-

Salomé, intrigada, añadió: "No se puede vivir con miedo. Vamos a ver qué hay."-

Las tres se acercaron al arbusto y, para su sorpresa, encontraron una caja llena de cartas. Al abrirla, se dieron cuenta de que eran cartas de antiguos estudiantes de la escuela, llenas de historias de aventuras, secretos y hasta algunas recomendaciones sobre cómo superar sus propios miedos.

Sofía leyó en voz alta: "Querido amigo, si encontraste esta carta, significa que estás a punto de vivir una gran aventura. Nunca dejes que el miedo te detenga..."-

María Antonia, animándose, dijo: "Quizás deberíamos ayudar a los demás también, compartiendo estas cartas con nuestros compañeros"-

Salomé asintió con fervor: "¡Sí! Así todos podrán superar sus miedos y vivir aventuras juntos. ¡Miremos si hay más!"-

Y así, las tres amigas comenzaron a explorar el arbusto más a fondo. No tardaron en encontrar más cajas llenas de cartas y tesoros. Colocaron todo en su caja de cartón y decidieron llevarlo a su maestra, la Señorita Clara.

Cuando volvieron al aula, emocionadas contaron lo sucedido: "¡Señorita Clara! Encontramos un tesoro de cartas de estudiantes antiguos que nos inspiran a ser valientes. Queremos compartirlo con todos los chicos de la escuela!"-

La Señorita Clara sonrió y dijo: "Estoy muy orgullosa de ustedes, chicas. Este hallazgo es una gran lección sobre la importancia de la amistad y la valentía. "-

El entusiasmo de Sofía, María Antonia y Salomé contagió a sus compañeros, y pronto organizaron una actividad en la escuela donde leyeron las cartas en voz alta para todos. Cada carta fue una oportunidad para que los estudiantes compartieran sus propios miedos y aprendieran a enfrentarlos.

Sofía destacó: "¡Esto no es solo una aventura! Es un viaje hacia nuestra amistad, donde podemos apoyarnos mutuamente y ser valientes juntos."-

María Antonia, ya más segura, dijo: "Nunca pensé que podría ser tan emocionante compartir nuestros miedos. Gracias, chicas, por ayudarme a ser valiente."-

Salomé, feliz, agregó: "Y lo mejor de todo es que ahora tenemos nuevas historias para contar en nuestra próxima aventura."-

Aquella mañana, el aire se llenó de risas y valentía. Las cartas se convirtieron en un símbolo de unidad y amistad en la Escuela Normal Superior. Las tres amigas aprendieron que no solo los tesoros materiales son importantes, sino que compartir experiencias y apoyarse mutuamente en momentos de duda es lo que realmente cuenta.

Desde entonces, Sofía, María Antonia y Salomé no solo siguieron siendo las mejores amigas, sino que también se convirtieron en las guardianas de las cartas, dispuestas a ayudar a otros a encontrar su propio camino en la vida.

Y así, cada vez que se encontraban con un reto, recordaban aquella aventura y cómo, juntas, podían siempre encontrar el camino hacia la valentía y la amistad.

FIN.

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