La Aventura de Sofía y el Oso del Bosque
Era un hermoso día cuando Carlos nos invitó a una fiesta cerca del bosque. La música, los juegos y la diversión nos mantuvieron entretenidos hasta que el sol se ocultó sin que nos diéramos cuenta. Entonces, un enorme oso salió de entre los árboles y nos asustamos mucho.
- ¡Oh no, un oso! -gritó Carlos, con evidente temor en su voz.
- ¡Corran, chicos, corran! -exclamó Sofía, quien sacó una misteriosa varita mágica de su bolsillo. Al agitarla, un destello apareció y, de repente, una docena de luces brillantes iluminaron el bosque.
El oso, desconcertado por las luces, se detuvo y observó con curiosidad.
- ¿Qué es eso? -preguntó el oso con voz ronca.
Sofía, con valentía, se acercó al oso y le explicó que eran luces mágicas que ella misma había creado con su varita.
- ¿Por qué nos asustaste, oso? -preguntó Sofía con calma.
El oso se rascó la cabeza con una de sus enormes garras y explicó que solo quería un poco de diversión, ya que se sentía solo en el bosque. Comprendimos que todos necesitamos diversión y compañía, incluso los osos.
Así que, entre risas y juegos, pasamos una increíble noche en el bosque, enseñándole al oso nuevos juegos y canciones. Al final, nos despedimos con abrazos y promesas de volver al bosque para otra aventura.
Desde entonces, aprendimos que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una manera de encontrar la luz y la diversión. Y que la magia amistosa puede convertir el miedo en alegría.
FIN.