La Aventura de Sofía y el Príncipe Valiente



Había una vez, en un reino lejano, una niña llamada Sofía que vivía en un hermoso castillo. Pero un día, cuando su madre salió al mercado, una tormenta mágica apareció de la nada y encarceló a Sofía en lo alto de una torre. Las paredes del castillo estaban cubiertas de hiedra y las ventanas estaban cerradas con barrotes brillantes que parecían brillar con luz propia. Sofía se asomó por la ventana, viendo el mundo desde tan arriba, sintiéndose triste y sola.

"- ¡Ay, cómo deseo salir de aquí! No quiero estar sola más!" exclamó Sofía con lágrimas en los ojos.

Pasaron los días y ella se distrajo construyendo figuras de origami con las páginas de un viejo libro que encontró en la torre. Un día, mientras hacía un hermoso pájaro de papel, escuchó un ruido proveniente de afuera. Era un príncipe valiente llamado Lucas que, al escuchar los rumores sobre la niña atrapada, había decidido rescatarla.

"- Sofía, ¿estás ahí?" gritó el príncipe, con una voz fuerte y clara.

"- Sí, soy yo. ¡Estoy atrapada!" respondió ella casi sin aliento.

El príncipe miró a su alrededor y vio que la única manera de llegar hasta Sofía era trepando por la hiedra que cubría el castillo. Así que, con determinación, comenzó a escalar.

"- ¡No te preocupes, Sofía, voy a rescatarte!" dijo Lucas mientras se aferraba a las ramas de hiedra. Pero, mientras subía, de repente, una ráfaga de viento fuerte lo hizo tambalear, y se cayó a un arbusto que estaba justo debajo de la torre.

"- ¡Ay, esto es más difícil de lo que pensé!" se quejó mientras se levantaba. Sofía tuvo que contener la risa. Ella estaba preocupada pero también divertida por la torpeza del príncipe.

"- ¡No te desanimes, príncipe!" lo alentó Sofía. "- ¡Tal vez tengas que pensar en otra forma de rescatarme!"

Lucas decidió que tenía que ser más ingenioso. Así que pensó en usar la cuerda que siempre llevaba consigo, la cual servía para atrapar fugitivos, pero en este caso sería para rescatar a una persona. "- ¡Genial!" dijo Lucas, seguro de su idea. Ató la cuerda a un árbol cercano y comenzó a subirla hacia la ventana de Sofía.

Con mucho esfuerzo, logró lanzar la cuerda hasta las manos de Sofía.

"- ¡Agárrate fuerte!" le indicó. Sofía, entusiasmada, se aferró con fuerza y comenzó a trepar. Pero, cuando casi llegaba a la ventana, un pequeño dragón que había estado durmiendo en el tejado se despertó y decidió que quería jugar con la cuerda.

"- ¡Suelta eso!" gritó Sofía al dragón que empezó a tirar de la cuerda con sus garras.

Lucas pensó rápido y en lugar de pelear contra el dragón, decidió ser amable. "- ¡Hola, pequeño dragón! Necesitamos esa cuerda para que Sofía pueda salir. ¿Te gustaría ayudarnos en lugar de jugar con ella?" Tenía la esperanza de que el dragón entendiera.

"- ¡Sí! ¡Me encantaría ayudar!" dijo el dragón emocionado, soltando la cuerda y ayudando a Sofía a trepar hasta la ventana.

Finalmente, Sofía logró salir y le sonrió al príncipe y al dragón. "- ¡Lo hicimos! ¡Gracias, Lucas! ¡Gracias, dragón!"

"- ¡Sofía, ahora estamos juntos!" dijo el príncipe mientras le tendía su mano. Pero antes de que pudieran salir, las puertas del castillo se abrieron y la tormenta mágica, que había mantenido a Sofía atrapada, comenzó a desvanecerse, revelando un camino dorado hacia la libertad.

"- Este camino nos llevará a casa " dijo Lucas, sonriendo.

Y así, juntos, Sofía, Lucas y el pequeño dragón caminaron por el camino dorado, dejando atrás el castillo y llevando consigo una amistad que duraría para siempre. Sofía entendió que no siempre se necesita fuerza para superar las adversidades, a veces un poco de ingenio y la ayuda de amigos es todo lo que se necesita.

Desde ese día, Sofía se volvió una niña valiente y siempre recordaba que, incluso en los momentos difíciles, la amistad y la creatividad podían abrir puertas que parecían cerradas.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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