La Aventura de Sofía y los Buenos Modales



Sofía era una niña muy curiosa y siempre se preguntaba por qué era importante usar buenos modales. Un día, mientras jugaba en el parque, escuchó a una niña pedir permiso para subirse al tobogán y luego decir gracias.

Sorprendida, Sofía se acercó a ella y le preguntó por qué usaba esas palabras mágicas. La niña le explicó que los buenos modales hacen que las personas se sientan respetadas y felices.

Esa noche, en la cena, Sofía recordó las palabras de la niña y dijo 'por favor' al pedir su postre. Sus padres sonrieron y le dijeron que estaban muy contentos de verla usar buenos modales.

A la mañana siguiente, Sofía saludó a su maestra con un energético '¡Buenos días!' y la maestra le devolvió una sonrisa. Durante el día, Sofía siguió practicando sus buenos modales, pidiendo permiso, diciendo gracias y disculpándose cuando era necesario. Sus amigos notaron el cambio y empezaron a imitarla.

Pronto, todos en la escuela estaban usando buenos modales. Un día, mientras jugaban en el patio, escucharon a un niño solitario preguntar '¿Puedo jugar con ustedes?' Todos asintieron y lo invitaron a unirse a su juego.

Sofía se dio cuenta de que sus buenos modales habían ayudado a hacer sentir bienvenido al niño. Desde entonces, Sofía se convirtió en la defensora número uno de los buenos modales y siempre recordaba a los demás la importancia de usar frases como 'por favor', 'gracias' y 'permiso'.

Todos en la escuela se dieron cuenta de cómo los buenos modales hacían que el lugar fuera mucho más amigable y respetuoso.

FIN.

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