La Aventura de Sofía y su Papá
Era una noche oscura y fría en la antigüedad, cuando Sofía y su papá, un valiente campesino, decidieron buscar abrigo. Habían estado viajando por el bosque durante horas, y la niña, con su pequeño corazón aventurero, estaba lista para conocer nuevos mundos.
"Papá, tengo hambre. ¿Podemos encontrar un lugar para descansar?" - preguntó Sofía, frotándose los brazos para quitarse el frío.
"Claro, Sofía. Busquemos una posada donde podamos quedarnos esta noche" - respondió su papá, mirando hacia el cielo estrellado.
Después de unos minutos de caminar, avistaron una casa iluminada por una tenue luz. Se acercaron y tocaron la puerta. Una mujer de aspecto amable les abrió.
"Bienvenidos, viajantes. Pasen, pasen. Tengo una buena comida lista" - dijo la mujer, sonriendo ampliamente.
Sofía y su papá entraron en la cálida habitación, donde el olor a fritada llenaba el aire. La mujer sirvió una suculenta carne dorada en un plato.
"Esto huele delicioso, mamá. ¿De qué tipo de carne es?" - preguntó uno de los niños que estaban sentados en la mesa.
La mujer, con una sonrisa, respondió:
"Es de un animal especial que solo se encuentra en este bosque".
Sofía, intrigada pero feliz de poder comer, tomó un bocado de la fritada y disfrutó del sabor, aunque sentía un leve cosquilleo en su estómago. Sin embargo, cuando terminó de comer, miró por la ventana y vio cabezas colgadas de la pared exterior.
"Papá, ¿qué son esas cosas allí afuera?" - preguntó, con un hilo de miedo en su voz.
"Sofía, no mires eso. Mejor juguemos a un juego" - le dijo su papá con voz tranquila.
Pero la curiosidad de Sofía era más fuerte que su miedo.
Así que, con su papá a su lado, decidió salir a investigar. Al abrir la puerta, el grito de un caballo resonó en el aire. Un hermoso caballo negro, atado cerca de la casa, empezó a relinchar como si quisiera escapar.
"¿Por qué grita tanto?" - preguntó Sofía, preocupada ahora.
"Debe estar asustado, Sofía. Vamos a acercarnos" - sugirió su papá.
Cuando Sofía y su papá se acercaron al caballo, se dieron cuenta de que el animal estaba nervioso. Sofía, sintiendo una conexión con el caballo, se agachó y le habló suavemente:
"No tengas miedo, hermoso. Estamos aquí para ayudarte".
El caballo dejó de gritar y miró a Sofía con ojos brillantes. Ella le acarició la cabeza.
"Papá, creo que necesita ayuda. Vamos a liberarlo" - dijo Sofía con determinación.
"Está bien, hijita. Si estamos juntos, lo lograremos" - respondió su papá, mientras deshacía el nudo que mantenía ligado al caballo.
Una vez libre, el caballo dio un salto alegre y empezó a galopar alrededor. Entonces, Sofía notó que las cabezas afuera de la casa eran solo parte de decoraciones de Halloween y no eran reales.
"Mirá, papá. No eran más que calaveras de madera" - exclamó.
El padre sonrió, aliviado.
"A veces, las cosas que parecen aterradoras no son reales, cariño. Solo un juego para asustar a los que pasan".
Sofía se sintió más tranquila y feliz por haber ayudado al caballo. Sin embargo, la mujer de la posada salió de la casa y los miró con una mezcla de sorpresa y ira.
"¡Esa es mi comida! ¡Ese caballo es mío! Nunca debieron interferir" - gritó.
Sofía, con valentía, se plantó frente a la mujer:
"No está bien mantener a un animal asustado. Nadie merece vivir así, y menos un ser tan bello como este caballo".
La mujer se detuvo. Se dio cuenta de que su comportamiento había sido injusto. Con el tiempo, comenzó a reflexionar sobre la libertad de los seres vivos.
"Quizá tengan razón. Pueden irse y llevarse al caballo" - dijo finalmente, aunque a regañadientes.
Sofía, llena de alegría, tomó la rienda del caballo y le dijo a su papá:
"Vamos a llevarlo a un lugar donde pueda ser libre y feliz".
Y así, Sofía y su papá galoparon a través del bosque con el caballo, dejando atrás la casa que les había parecido tan misteriosa. A medida que avanzaban, se dieron cuenta de que cada día puede ofrecer nuevas aventuras si tienen el valor de enfrentar sus miedos y ayudar a los demás.
Sofía aprendió que no todo lo que parece aterrador es realmente peligroso, y que una pequeña acción de bondad puede cambiar el mundo. Y así, cabalgaron hacia nuevas aventuras, con el viento soplando a su favor.
FIN.