La Aventura de Super Manzana



En un pequeño pueblo llamado Frutal, donde la mayoría de las personas solo comían golosinas y alimentos procesados, vivía un héroe muy especial: Super Manzana. Super Manzana era una manzana roja brillante que tenía el poder de hacer que los niños y adultos se sintieran fuertes y saludables.

Un día, mientras volaba por el cielo, vio a un grupo de niños en la plaza jugando. Pero se dio cuenta de que estaban cansados y un poco de mal humor.

"¡Hola, chicos!" - exclamó Super Manzana mientras aterrizaba con un suave 'plop' en el césped.

Los niños lo miraron asombrados.

"¡Es Super Manzana!" - gritó Lucrecia, una niña con trencitas.

"¿Qué haces aquí?" - preguntó Tomás, emocionado pero un poco confundido.

"He venido a hablarles sobre la importancia de comer frutas y verduras" - respondió Super Manzana con una sonrisa apasionada. "Soy una manzana, y tengo súper poderes que pueden ayudarles a sentirse mejor y tener energía para jugar todo el día!"

Pero no todos los niños estaban convencidos. Joaquín, el más travieso del grupo, cruzó los brazos y dijo:

"¡Pero las frutas son aburridas! Me gusta más comer golosinas. Son más ricas."

"¿De verdad?" - preguntó Super Manzana. "Pero las golosinas no te dan energía genuina. Son como ilusiones. Después de comerlas, te sentirás cansado y con hambre otra vez. En cambio, las frutas como yo están llenas de vitaminas que te ayudan a crecer fuerte y sano."

Los niños comenzaron a murmurar entre ellos. Lucrecia, intrigada, preguntó:

"¿Y cuáles son esos poderes que tenés, Super Manzana?"

"Les voy a mostrar!" - dijo Super Manzana, levantando un poco el vuelo. "¡Súbanse a mi viaje!"

Los niños se miraron entre sí y con curiosidad, se acercaron a él.

Super Manzana extendió su mano y, de repente, todos se encontraron en un mundo mágico, lleno de colores y sabores.

Estaban rodeados de árboles frutales, flores brillantes y lo más increíble: vegetales gigantes que hablaban y reían. Cada planta tenía una historia que contar sobre su poder.

"Yo soy el tomate, y soy buenísimo para el corazón!" - decía un tomate gigante, mientras rodaba.

"Y yo soy la zanahoria, ¡y ayudo a tener una visión clara como un águila!" - añadió una zanahoria que brillaba en tonos naranjas.

Los niños estaban maravillados.

"¡Wow! Esto es mucho más divertido que la comida chatarra!" - exclamó Tomás.

"¿Quieren probar mi jugo?" - preguntó una piña risueña.

"¡Sí!" - gritaron todos.

Justo cuando comenzaron a disfrutar del jugo, apareció por sorpresa un monstruo de golosinas, ¡era Don Chatarra! Tenía un aspecto aterrador con su cuerpo de caramelos y galletitas.

"¿Qué hacen aquí, niños? ¡Esto es mi territorio!" - rugió Don Chatarra.

"¡Nosotros hemos venido a aprender sobre los superpoderes de la fruta!" - dijo Joaquín, con valentía.

Don Chatarra se rió.

"Pero las golosinas son más ricas y dulces. ¡No van a querer volver a comer frutas después de probarme!" - decía mientras levantaba un puñado de caramelos.

"¡Espera!" - interrumpió Super Manzana. "Las frutas y verduras no solo son deliciosas, también son nuestras aliadas. Te desafío a una competencia. Vamos a ver qué alimento puede hacer que los niños tengan más energía!"

Los niños apoyaron a Super Manzana.

"¡Sí! ¡Hazlo, Super Manzana!" - gritaron.

Comenzó la competencia. Don Chatarra les ofrecía golosinas a los niños, mientras que Super Manzana les daba pequeñas porciones de frutas frescas. Al principio, Don Chatarra parecía ganar, pero a medida que pasaban los minutos, los niños empezaron a sentirse pesados y cansados. Por otro lado, los que comían frutas comenzaron a correr más rápido y saltar más alto.

Finalmente, Don Chatarra fue desafiado a una carrera. Estaba agotado, mientras que los niños con Super Manzana se sentían llenos de energía.

"No puede ser... esto no es justo!" - gritó Don Chatarra, mientras se desvanecía en un torbellino de caramelos.

"¡Nos hemos divertido!" - dijo Lucrecia. "¡Gracias, Super Manzana! Ahora entendemos que las frutas son sabrosas y saludables. ¡Queremos comer más!"

Y así, Super Manzana se despidió de los niños con un gran abrazo. Voló de regreso al cielo, dejando un rastro de brillo en el aire, mientras los niños regresaban a casa, decididos a llenar sus platos con frutas y verduras. Desde ese día, el pueblo de Frutal se llenó de risas y energía, gracias a la heroica Super Manzana y los poderes de la buena alimentación.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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