La aventura de Tortita y sus amigos


Había una vez en un pueblo muy lejano, una tortita muy especial llamada Tortita. Tortita no era una tortita cualquiera, ¡era mágica! Tenía el poder de transformarse en diferentes objetos cuando quería.

Un día soleado, mientras paseaba por el bosque, Tortita se encontró con su amiga Batido, la simpática botella de batido de vainilla. "¡Hola Tortita! ¿Qué tal estás hoy?" -saludó Batido con alegría. "¡Hola Batido! Estoy muy bien, gracias.

¿Y tú qué tal?" -respondió Tortita con entusiasmo. Batido y Tortita decidieron ir juntas al carnaval que se celebraba en el pueblo aquel fin de semana.

Se pusieron sus mejores galas: Batido llevaba un vestido brillante lleno de lentejuelas y Tortita se convirtió en un colorido abanico para complementar el conjunto. Juntas emprendieron el camino hacia la plaza del pueblo donde se celebraba la fiesta.

Al llegar al carnaval, se encontraron con Oreja, la oreja parlanchina que siempre estaba al tanto de las últimas noticias del lugar. Oreja les contó que había un bebé perdido entre la multitud y que nadie sabía cómo encontrar a sus padres. "¡Debemos ayudar a encontrar a los papás del bebé!" -exclamó Batido preocupada.

Tortita pensó por un momento y decidió transformarse en un coche para recorrer rápidamente todo el pueblo y buscar a los padres del pequeño.

Con la ayuda de Oreja, que iba atenta escuchando cualquier indicio sobre los padres del bebé perdido, recorrieron calles y plazas sin descanso. Después de una larga búsqueda, finalmente lograron dar con las llaves de la casa de los papás del bebé.

Siguiendo las indicaciones que les dieron en el carnaval, llegaron hasta la puerta correcta y tocaron timbre. Una pareja joven apareció emocionada al ver a su hijo sano y salvo. "¡Muchísimas gracias por traernos a nuestro bebé!" -agradecieron los padres emocionados.

Tortita volvió a su forma original entre aplausos y sonrisas de todos los presentes en el carnaval. La noticia sobre su valiente acción se extendió rápidamente por todo el pueblo y desde ese día todos valoraron aún más su magia especial.

Desde entonces, cada año en el carnaval recordaban aquella aventura donde Tortita demostró que incluso siendo pequeños podemos hacer grandes cosas si trabajamos juntos y con determinación.

Y así fue como Tortita enseñó una gran lección sobre solidaridad y amistad a todos sus amigos del pueblo mágico donde vivían felices para siempre.

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