La Aventura de Valentina en el Mundo de los Valientes
Era una vez una niña llamada Valentina, que vivía en una pequeña ciudad. Valentina era conocida por su valentía y su curiosidad. Un día, su mamá le dijo:
"Valentina, hoy tenemos que ir al médico para un análisis de sangre."
Valentina sintió un pequeño escalofrío en su pancita.
"¿Qué es eso de un análisis de sangre, mamá?" preguntó, mientras jugaba con su muñeco de peluche, Osito.
"Es solo una forma de que el doctor se asegure de que estés saludable. No duele tanto como piensas, y eres muy valiente, ¿verdad?" contestó su mamá con una sonrisa.
Una vez que llegaron al consultorio, Valentina vio una sala llena de colores y dibujos en la pared.
"¡Mirá, Osito! Este lugar no es tan malo después de todo."
"Sí, pero hay una chica con un gran dedo de papel y sus ojos grandes, como de Lerigó."
Valentina miró más de cerca y vio a una enfermera con un gorro divertido.
"Hola, Valentina. Soy Rita, la enfermera. Estoy aquí para ayudarte. ¿Estás lista para tu análisis?" preguntó, acercándose con una sonrisa.
"Hmm... no sé, ¿me dolerá mucho?" dijo Valentina, un poco nerviosa.
"Te prometo que solo sentirás un pequeño pinchazo, como si un mosquito te picara. Y rápidamente ya habrá pasado", aseguró Rita con calma.
Valentina respiró hondo y decidió que podía ser valiente como siempre. Se sentó en la camilla, con Osito en sus brazos.
"¡Osito, ahora somos dos valientes!" dijo, y ambos sonrieron.
Mientras Rita se preparaba, Valentina notó que había un estante lleno de colores y juguetes.
"Rita, ¿puedo mirar esos juguetes mientras haces el análisis?" preguntó Valentina.
- “¡Claro, Valentina! Tienes tiempo suficiente. Después del análisis, podrías elegir uno como regalo por ser tan valiente”, prometió la enfermera.
Valentina se relajó al escuchar eso. Mientras tanto, la enfermera puso una venda tibia en su brazo.
"Esto ayudará a que no sientas tanto el pinchazo. ¿Te gusta?" preguntó Rita.
"¡Sí! Es como un abrigo suave para mi brazo," se rió Valentina. En ese momento, decidió que podía ser valiente.
Cuando Rita llegó con la jeringa, Valentina cerró los ojos y dijo:
"Osito, ¡ayúdame a ser valiente!" En ese instante, sintió el pequeño pinchazo, pero fue tan rápido que casi ni lo notó.
"¡Eso fue todo!" dijo Valentina sorprendida.
"Ves, te lo dije. ¡Fue un gran esfuerzo!" celebró Rita.
Después de que todo terminó, Rita le dio una estampilla de una estrella dorada.
"¡Eres una superhéroe hoy! Aquí tienes tu recompensa."
"Gracias, Rita. ¡Soy un superhéroe!" dijo Valentina emocionada, mientras guardaba la estrellita.
Luego, Valentina se dirigió al estante lleno de juguetes. Miró y eligió un pequeño dinosaurio verde.
"¡Este será mi nuevo amigo!" dijo, abrazando su nuevo juguete.
Mientras salían del consultorio, Valentina le dijo a su mamá:
"¡Fui muy valiente! No me dolió nada y ahora tengo un dinosaurio!"
Su mamá la abrazó con alegría y agregó:
"Sí, Valentina, eres una niña valiente. ¡Hoy venciste tus miedos!"
Y así, Valentina regresó a casa con un gran brillo en sus ojos, sabiendo que ser valiente no significa no tener miedo, sino enfrentar lo que sientes en el corazón.
Desde ese día, Valentina siempre recordaba que los valientes son aquellos que, aunque sientan miedo, deciden seguir adelante.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.