La aventura de Velo, Espi y Ptero



Había una vez, en un mundo muy lejano, tres amigos muy especiales: un velociraptor llamado Velo, un espinosaurio llamado Espi y un pterodáctilo llamado Ptero. Ellos vivían juntos en una casa grande y acogedora al lado de la selva.

Un día soleado, los tres amigos decidieron jugar juntos en el patio. Velo propuso un juego de carreras para ver quién era el más rápido de todos.

Espi aceptó emocionado, pero Ptero se sintió triste porque él no podía correr tan rápido como sus amigos. "No te preocupes amigo", dijo Velo con ternura "Podemos hacer otra cosa que sea divertida para todos". Entonces Espi tuvo una idea genial: construirían rampas para saltar como los deportistas extremos.

"¡Eso suena genial!" exclamó Ptero entusiasmado. Los tres amigos empezaron a buscar materiales por toda la casa y rápidamente armaron las rampas más altas que pudieron imaginar. Cada uno intentaba superar al otro con trucos locos y saltos espectaculares.

Pero cuando llegó el turno de Ptero, él no sabía cómo volar lo suficientemente alto para llegar a la cima de la rampa más alta. "Tranquilo amigo", dijo Velo sonriendo "Te ayudaremos a volar más alto".

Velo y Espi se tomaron de las manos formando una línea mientras Ptero agarraba fuerte sus patas traseras. Con fuerza y determinación, los dos dinosaurios empujaron a su amigo hacia arriba logrando que este llegara hasta el cielo.

Ptero se sintió feliz y agradecido con sus amigos por ayudarlo a volar tan alto. Juntos, los tres amigos siguieron jugando y divirtiéndose en el patio.

De repente, empezó a llover muy fuerte y todos corrieron hacia adentro de la casa para resguardarse de la tormenta. Pero cuando entraron, descubrieron que habían olvidado cerrar las ventanas y el agua estaba inundando todo. "¡Oh no! ¿Qué haremos ahora?" exclamó Espi angustiado.

Velo pensó rápidamente en una solución: usarían sus cuerpos para bloquear el agua mientras Ptero volaba alrededor del techo para tapar las goteras con su cuerpo. Y así fue como los tres amigos trabajaron juntos como un verdadero equipo, salvando su hogar de la lluvia torrencial.

Al final del día, estaban cansados pero felices por haber superado juntos un gran desafío.

"Hoy aprendimos que siempre podemos contar con nuestros amigos cuando necesitamos ayuda", dijo Velo sonriendo "y que lo importante no es ser el más rápido o fuerte sino tener un corazón amable y solidario". Los tres dinosaurios se abrazaron emocionados y prometieron seguir jugando juntos cada día. Desde entonces, nunca dejaron de aprender lecciones valiosas sobre la amistad y el trabajo en equipo.

Y así vivieron felices para siempre en su hogar al lado de la selva.

FIN.

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