La Aventura de Vívora Saltarín



Érase una vez en el corazón de la selva, un lugar lleno de colores vibrantes y sonidos mágicos, una pequeña culebra llamada Quita, conocida por todos como Vívora Saltarín. Quita no era una serpiente común; le encantaba saltar y jugar, a diferencia de sus amigas, que preferían deslizarse sigilosamente entre los árboles.

Un día, mientras jugaba en un claro del bosque, Vívora Saltarín escuchó un lamento.

"¿Quién está llorando?" - se preguntó, inquieta.

Siguió el sonido y se encontró con un pequeño loro llamado Luito, que estaba atrapado entre unas ramas.

"¡Ayuda! No puedo salir de aquí!" - chilló Luito.

"No te preocupes, ¡yo te ayudaré!" - dijo Quita, llena de entusiasmo.

Quita se acercó al loro, pero al intentar estirarse, ¡sorpresa! En lugar de deslizarse, comenzó a saltar. Con cada salto, logró despejar las ramas que atrapaban a Luito.

"¡Eso es! ¡Sigue saltando!" - animaba el loro, emocionado.

Finalmente, con un último gran salto, Vívora Saltarín logró liberar a Luito.

"¡Muchas gracias, Vívora! Nunca pensé que saltar te podría ayudar a salvarme" - dijo Luito, agradecido.

"¡Claro! A veces, lo que parece extraño puede ser de gran ayuda. Cada uno tiene diferentes talentos" - respondió Quita, sonriendo.

Desde ese día, Vívora Saltarín y Luito se hicieron grandes amigos. Juntos exploraron la selva, y cada vez que se encontraban con un problema, Quita utilizaba su especial habilidad para saltar para ayudar a sus amigos.

Un día, al caminar cerca de un río, se encontraron con una tortuga llamada Tula, que estaba intentando cruzar.

"¡Ayuda! No puedo pasar por las piedras grandes del río!" - dijo Tula, un poco nerviosa.

"No te preocupes, Tula! ¡Yo puedo ayudarte!" - gritó Vívora Saltarín emocionada.

"Pero... ¿cómo? ¿Eres una culebra!" - respondió Tula, dudosa.

"Exacto, ¡soy una culebra saltarina!" - respondió Quita con determinación.

Y así, comenzó a saltar sobre las piedras, formando un camino seguro para que Tula pudiera cruzar.

"¡Qué increíble! ¡Eres muy especial Vívora!" - comentó Tula mientras pasaba.

Con el tiempo, Quita se dio cuenta de que su habilidad no solo era útil, sino que también inspiraba a sus amigos a usar sus propios talentos para ayudar a los demás. Un día, mientras charlaban todos juntos, Luito le dijo:

"Quita, ¿no crees que deberíamos hacer una fiesta para celebrar nuestras diferencias y talentos?" - sugirió.

"¡Sí! ¡Sería genial!" - respondió Tula.

Así que, con la ayuda de todos, organizaron una fiesta en el claro donde Quita siempre jugaba. Cada uno presentó su talento: Luito voló en círculos, Tula hizo un show de equilibrio mientras caminaba lentamente, y Quita saltaba en hermosos giros.

La fiesta fue un gran éxito. Todos los animales de la selva se unieron a celebrar la diversidad de talentos que cada uno tenía.

"Cada uno es único y especial de su propia manera" - dijo Quita, mirando a todos sus amigos.

"¡Sí! La amistad se construye ayudándonos mutuamente!" - añadió Luito.

Desde ese día, Vívora Saltarín no solo fue famosa por sus saltos, sino también por ser un ejemplo de cómo la diversidad y el trabajo en equipo pueden solucionar cualquier problema. Y así, en la selva, creció una gran amistad, donde todos aprendieron a valorarse y a apoyarse mutuamente. A veces, ser diferente es lo que te convierte en un héroe en el corazón de los demás.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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