La Aventura de Yttsakay



Era una mañana como cualquier otra en la ciudad de Luminaria. Yttsakay, una joven alegre y curiosa, se preparaba para salir a trabajar. Ella siempre decía que su rutina era la misma de todos los días y, aunque esto le hacía sentir un poco aburrida, ya estaba acostumbrada.

"¡Ay, otra vez la misma rutina!", refunfuñó Yttsakay mientras se ponía su abrigo.

"Si no te gusta, ¿por qué no haces algo diferente?", le preguntó su amigo MMG, que la acompañaba hasta la esquina.

Yttsakay lo miró extrañada.

"Pero tengo que trabajar, MMG. No puedo perder tiempo en locuras."

"Pero, ¿y si hoy fuera un día especial?", insistió MMG con una sonrisa.

Yttsakay pensó que eso era un poco tonto, pero al mismo tiempo, sintió una chispa de curiosidad. Al llegar a su lugar de trabajo, se sorprendió al ver a sus compañeros reúnanos, murmurando y riendo.

"¿Qué pasa?", preguntó Yttsakay.

"Hoy hacemos una actividad especial", respondió su jefa. "Es el día de la creatividad. Todos deben presentar una idea nueva para mejorar nuestra oficina."

Yttsakay sintió que su corazón latía más rápido.

"¡No sé si tengo ideas creativas!"

MMG se acercó y le susurró al oído.

"¿Y si tu idea es hacer algo inesperado, como un paseo en la ciudad?"

Al principio, Yttsakay dudó. Pero luego recordó que estaba cansada de hacer siempre lo mismo, así que decidió arriesgarse. Propuso un día de aventura donde todos se alejaran de la oficina.

"¿Qué tal si vamos a explorar la ciudad para encontrar inspiración?"

Todos miraron a Yttsakay con sorpresa.

"¡Eso es genial!", exclamó su compañero Leo.

"Sí, podemos visitar el parque y hacer un picnic creativo allí", dijo Ana, llena de entusiasmo.

La idea gustó tanto que se organizaron de inmediato. A medio día, todos salieron de la oficina y caminaron hacia el parque. Al llegar, la alegría y la creatividad fluyeron entre ellos. Se tumbaron en la hierba y comenzaron a compartir sus ideas y sueños.

"Esto es mucho más divertido que estar encerrados en la oficina", dijo Yttsakay, sintiéndose más feliz que nunca.

"¡Y mucho más inspirador!", agregó MMG, mirando las nubes que formaban figuras en el cielo.

De repente, algo llamó su atención: una familia de ranas saltando cerca de un estanque.

"¡Miren eso! Vamos a hacer un concurso de saltos de ranas", propuso Ana.

Se dividieron en equipos y comenzaron a brincar como ranas, riendo y disfrutando cada momento. A medida que avanzaba el día, Yttsakay se sintió más viva, identificando la alegría en cada rincón, en cada espejo de agua que se movía con el viento.

Finalmente, al regresar a la oficina, todos estaban tan emocionados que decidieron presentar lo que habían aprendido.

"Hoy comprendí que salir a explorar puede traernos grandes ideas y momentos especiales", compartió Yttsakay con sus compañeros.

"Sí, y que la rutina no tiene que ser aburrida si la miramos de una forma diferente", añadió Leo.

Su jefa sonrió y dijo:

"¡Lo han hecho genial! A veces, la mejor forma de mejorar es cambiar nuestra perspectiva."

Aquel día, Yttsakay no solo se despidió de una rutina monótona. Se despidió de esa forma de pensar que le impedía disfrutar de las cosas simples de la vida. Más tarde, mientras caminaba hacia su casa, sonriendo, recordó las risas en el parque.

"Quizás cada día pueda ser una nueva aventura", se dijo a sí misma, mientras se preparaba para soñar en grande.

Desde entonces, Yttsakay se volvió la persona que siempre, cada día, traía algo novedoso. Y todo comenzó con un simple consejo de su amigo MMG: ¡pensá diferente!

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!