La aventura de Zapatilla en el supermercado




En un pequeño pueblo de Argentina, vivía Zapatilla, una zapatilla de tela naranja que siempre soñaba con vivir grandes aventuras.

Un día, mientras descansaba en el patio de su dueña, un fuerte viento la levantó y la llevó directo al supermercado del pueblo. Al caer, Zapatilla se encontró rodeada de cajas de alimentos y personas apuradas. Emocionada por la aventura que se le presentaba, decidió explorar el lugar. De repente, escuchó una voz amigable.

Era Bolsita, una bolsa de supermercado que se convertiría en su nueva amiga. -

Hola, ¿quién eres y cómo llegaste aquí? -preguntó Bolsita con curiosidad. -Hola, soy Zapatilla, el viento me trajo hasta aquí -respondió Zapatilla mientras miraba asombrada todo lo que la rodeaba.

Juntas recorrieron cada pasillo, con Zapatilla deslizándose suavemente por el piso y Bolsita flotando alegremente a su lado. Durante su recorrido, se encontraron con Frutina, una simpática naranja que les contó historias divertidas sobre las frutas y verduras del lugar.

Luego, conocieron a Limpion, el trapo de piso, quien les enseñó cómo mantener limpio el supermercado. De repente, escucharon un grito de ayuda. Era Chispa, una pequeña pilas que se había caído de la estantería.

Sin dudarlo, Zapatilla y Bolsita corrieron a ayudarla, trabajando en equipo para levantar a Chispa y llevarla de vuelta a su lugar. - ¡Gracias por ayudarme! ¡Son unas grandes amigas! -exclamó Chispa emocionada. Al final del día, Zapatilla, Bolsita, Frutina, Limpion y Chispa se despidieron con un abrazo.

Zapatilla regresó a su hogar, pero sabía que nunca olvidaría la increíble aventura que vivió en el supermercado. Aprendió la importancia de la amistad, el trabajo en equipo y la ayuda mutua.

Desde entonces, cada vez que iba al supermercado con su dueña, contaba emocionada todas las historias que vivió. Y cada vez que sus amigas del supermercado veían a Zapatilla, recordaban con cariño la valiente zapatilla de tela naranja.

Finalmente, aprendieron que la amistad no conoce límites, ni siquiera los del supermercado.

FIN.

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