La Aventura del Árbol Mágico



Era un día soleado y fresco en el parque, donde Lili la jirafa jugaba alegremente con sus amigos el conejo Ernesto y el oso Enrique. Lili siempre usaba anteojos, pues tenía dificultad para ver bien. Sin ellos, se sentía un poco insegura, pero sabía que estaba rodeada de amigos que la cuidaban.

"¡Mirá qué alto puedo saltar!" - exclamó Ernesto, dando brincos alrededor de Lili.

"¡Eso es genial, Ernesto! Pero ten cuidado de no caerte", - le advirtió Lili, sonriendo.

"¡Y yo puedo correr muy rápido!" - dijo Enrique, haciendo un gesto con sus patas.

"¡Vamos a jugar a la escondida!" - propuso Lili, entusiasmada.

Todos aceptaron de inmediato y comenzaron a jugar. Sin embargo, de repente, un viento fuerte comenzó a soplar. Las hojas de los árboles danzaban y, con un alarido, el viento se llevó volando los anteojos de Lili.

"¡Mis anteojos!" - gritó Lili, mirando hacia el cielo. "¡Están volando!"

Los amigos miraron hacia arriba y vieron que los anteojos aterrizaban en la cima de un árbol muy alto.

"No te preocupes, Lili. ¡Vamos a recuperarlos!" - animó Ernesto.

"Pero, ¿cómo llegaremos hasta ahí?" - preguntó Lili, un poco asustada.

"Tal vez ese árbol tiene un secreto", - sugirió Enrique, mirando el tronco robusto.

Los tres amigos se acercaron al árbol y le dieron un suave toque. Para su sorpresa, una voz profunda y mágica resonó desde las ramas superiores.

"Hola, pequeños amigos. Soy el Árbol Mágico. Puedo ayudarles, pero primero deben demostrarme su amistad y creatividad."

"¿Cómo podemos hacerlo?" - preguntó Lili, intrigada.

"Deben trabajar juntos para resolver tres acertijos. Si los logran, les daré sus anteojos."

Ernesto y Enrique se miraron con determinación.

"¡Vamos a hacerlo!" - exclamó Ernesto. "¿Cuál es el primer acertijo?"

"El acertijo es así: Siempre corro, pero nunca cammino. Siempre murmuro, pero nunca grito. ¿Qué soy?" - dijo el Árbol Mágico.

Lili pensó un momento, y de repente se le iluminó la cara.

"¡El agua!" - gritó emocionada.

"Correcto, Lili. Aquí va el segundo acertijo: Cuanto más tomas, más grande se vuelve. ¿Qué es?" - preguntó el árbol.

Los amigos se miraron perplejos, pensando en las diferentes posibilidades.

"¡Lo sé!" - dijo Enrique, con la mente despierta. "¡Es un agujero!"

"Bien hecho, Enrique. Aquí está el último acertijo: Tiene agujas, pero no pincha. ¿Qué es?" - terminó el árbol.

Todos se quedaron en silencio, hasta que Lili tuvo una iluminación brillante.

"¡Es un reloj!" - exclamó, saltando de alegría.

"Felicidades, han resuelto todos mis acertijos. Ahora, por demostrarme su amistad y trabajo en equipo, aquí están tus anteojos, Lili" - El Árbol Mágico movió sus ramas y los anteojos cayeron suavemente al suelo.

"¡Gracias, Árbol Mágico!" - dijo Lili, emocionada mientras se los colocaba.

Con sus anteojos en su lugar, Lili se sintió segura y confiada.

"¡Vamos a seguir jugando!" - dijo.

"Sí, y lo mejor es que sabemos que, cuando trabajamos juntos, podemos superar cualquier desafío" - agregó Ernesto.

"¡Eso es cierto! Y lo mejor es que hoy aprendimos lo valioso que es ser un buen equipo" - concluyó Enrique.

Los tres amigos rieron y continuaron su día en el parque, disfrutando de cada momento juntos, sabiendo bien que la verdadera amistad los haría siempre más fuertes. Y así, Lili, Ernesto y Enrique vivieron muchas más aventuras, siempre apoyándose entre sí, porque en la amistad todo es posible.

FIN.

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