La aventura del arcoíris


Había una vez en un lejano bosque, un grupo de animalitos muy curiosos que vivían juntos y se llevaban muy bien.

Había un conejito blanco llamado Pancho, una ardillita traviesa llamada Lola, un pajarito azul llamado Pepe y una mariposa multicolor llamada Luna. Todos los días jugaban juntos y exploraban el bosque en busca de aventuras.

Un día, mientras jugaban cerca de un arcoíris que brillaba en el cielo, Luna les dijo a sus amigos: "¿Qué tal si aprendemos los colores? Sería genial poder identificarlos y nombrarlos". "¡Sí! ¡Sería divertido aprender los colores!", exclamó entusiasmado Pancho. "Yo ya sé algunos colores", dijo Lola presumiendo. "Bueno, yo también quiero aprender más colores", agregó Pepe emocionado.

Así que decidieron emprender juntos la aventura de aprender los colores. Se pusieron en camino por el bosque y se detuvieron ante una hermosa flor roja.

"Esta flor es roja", explicó Luna señalando la flor con sus alas multicolores. "¡Roja como mi lazo favorito!", exclamó Lola contenta de reconocer el color. Continuaron su recorrido y encontraron un charco con agua cristalina. "Miren chicos, este agua es azul como mis plumas", señaló Pepe emocionado.

De repente, vieron brillar algo amarillo entre las ramas de los árboles. Era una mariposa amarilla revoloteando alegremente. "¡Esa mariposa es amarilla como el sol!", exclamó Pancho emocionado al reconocer el color.

Los amigos seguían avanzando por el bosque cuando llegaron a un claro donde había muchas flores de diferentes colores bailando con la brisa del viento. De repente, escucharon unos ruidos extraños provenientes del otro lado del claro.

Se acercaron sigilosamente y descubrieron que era un zorro intentando atrapar a un pajarito verde que estaba posado en una rama cercana.

Sin pensarlo dos veces, Pancho saltó valientemente hacia donde estaba el zorro y lo distrajo lo suficiente para que el pajarito verde pudiera escapar volando hacia la seguridad del bosque. El zorro enfurecido huyó entre los árboles dejando atrás al conejito blanco ileso pero asustado.

"¡Gracias Pancho! ¡Eres muy valiente!", exclamaron todos sus amigos al mismo tiempo admirados por su acto heroico. Después de ese incidente emocionante, continuaron su camino hasta llegar a casa justo antes de que cayera la noche sobre el bosque.

Sentados bajo las estrellas brillantes, Luna les dijo: "Hoy aprendimos no solo los colores sino también algo más importante: la importancia de trabajar juntos y ayudarnos mutuamente".

Y así terminó este día lleno de aventuras y aprendizajes para estos inseparables amigos del bosque que ahora sabían identificar cada color con alegría y gratitud en sus corazones.

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