La Aventura del Arcoíris Perdido
Era una mañana soleada en el pequeño pueblo donde vivían Graceby, conocida cariñosamente como tita, y sus dos maravillosos nietos, Gabo y Nacho. Gabo, de 12 años, pasaba horas jugando videojuegos, mientras que Nacho, de 7 años, llenaba hojas de colores con sus dibujos. Ambos adoraban a su tita, que siempre tenía una historia fascinante para contarles.
Un día, mientras estaban en el jardín de su tita, encontraron un viejo libro cubierto de polvo entre las macetas. "Mirá, tita!" dijo Gabo, mostrando el libro. "¿Qué es eso?".
"Parece un libro de aventuras. Tal vez guarda un secreto," respondió tita Graceby emocionada. Abrieron el libro y, de repente, una luz brillante los envolvió. Con un chasquido, se encontraron en un mundo vibrante y colorido.
"¿Dónde estamos?" preguntó Nacho con los ojos abiertos como platos. El cielo era de un azul profundo, y las nubes eran de diferentes formas; algunas tenían cara y sonreían.
Gabo miró a su alrededor. "Parece un mundo de videojuego.¡Esto es increíble!"
De pronto, se acercó un pequeño ser alado que brillaba en todos los colores del arcoíris. "¡Hola! Soy Rayo, el guardián del Arcoíris. He perdido la magia de los colores, y sin ella, mi mundo se convierte en gris. ¿Podrían ayudarme a recuperarla?".
"Claro que sí!" exclamó Gabo.
"Sí, vamos a ayudarlo!" agregó Nacho, entusiasmado y sacando su cuaderno de dibujos.
Rayo les explicó que debían encontrar los ingredientes mágicos: el color rojo estaba en la Montaña del Coral; el amarillo se encontraba en el Bosque Brillante; el azul, en la misma orilla del Mar Espejo; y el verde, en la Selva Susurrante.
"¡Vamos!" dijo Gabo, mientras todos empezaron a caminar. En la Montaña del Coral, se encontraron con un dragón amistoso que les regaló el color rojo a cambio de una historia emocionante. Gabo, emocionado, les contó sobre su videojuego favorito, mientras Nacho lo ilustraba en su cuaderno.
"Ese fue un relato increíble! Aquí tienen el color rojo," dijo el dragón, impresionado.
Ya con el primer color, continuaron su camino hacia el Bosque Brillante. Allí conocieron a una mariposa que les retó a pintar un cuadro en el tronco de un árbol con el color amarillo que ella les devolvería. Nacho sacó su paleta y se puso manos a la obra, pintando un hermoso paisaje del lugar lleno de flores. Al verlo, la mariposa danzó feliz y les entregó el color amarillo.
"¡Qué talento tienes, Nacho!" lo elogió Gabo. Nacho se ruborizó, pero estaba orgulloso.
La siguiente parada fue el Mar Espejo, donde encontraron un pez que les regaló el color azul a cambio de un juego de adivinanzas. Gabo, con su amor por los videojuegos, propuso unos acertijos digitales, logrando que el pez se divirtiera y les diera el azul.
"Nos queda solo un color," dijo tita. "Vamos a la Selva Susurrante juntos."
Al llegar, se dieron cuenta de que la selva estaba en calma, pero silenciosa. "A veces, las personas más sabias son las que escuchan," dijo tita. Entonces los tres guardaron silencio. Al poco tiempo, un tucán apareció y se acercó.
"¿Necesitan ayuda?" preguntó el tucán.
"Buscamos el color verde para salvar el arcoíris," explicó Gabo.
El tucán pensó un momento y dijo: "Podrían encontrarlo en el canto de las plantas. Si logran que las hojas canten, el verde aparecerá."
Gabo y Nacho empezaron a cantar una canción que habían escuchado en casa. Nacho, usando su talento, dibujó hojas que se movían al ritmo. Pronto, todo a su alrededor comenzó a vibrar, y las hojas empezaron a cantar, creando una hermosa melodía. De repente, el color verde apareció entre las ramas, envolviéndolos a todos.
"¡Lo logramos!", gritaron los tres emocionados.
Con todos los colores en sus manos, siguieron a Rayo hasta una montaña brillante donde cada color debía ser colocado en su lugar correspondiente. Y así lo hicieron. Pronto, un brillante arcoíris apareció en el cielo, iluminando todo el mundo.
"¡Gracias, amigos!" dijo Rayo, con una sonrisa. "Ustedes son héroes del color. Pueden volver a casa ahora, nunca olviden su valentía y creatividad".
Con un chasquido mágico, Gabo, Nacho y tita Graceby se encontraron de vuelta en el jardín. "¡Fue una aventura increíble!" exclamó Gabo, mientras Nacho mostraba su cuaderno lleno de emocionantes dibujos.
"Lo mejor de todo es que juntos podemos lograr cualquier cosa," dijo tita. La tarde continuó llena de cuentos, risas y los colores del arcoíris en su corazón.
FIN.