La Aventura del Bosque Brillante
En un rincón mágico del mundo, había un hermoso bosque donde el Sol y la Luna se encontraban cada tarde, danzando entre estrellas brillantes. En este bosque vivía una niña llamada Lila. Lila tenía una asombrosa corona de flores que le habían dado sus amigos: los árboles del bosque. Con ella, podría pedir un deseo cada vez que la utilizara.
Un día, mientras exploraba el bosque, Lila se encontró con un libro antiguo cubierto de polvo bajo un manzano centenario. Al abrirlo, un destello de luz la cegó momentáneamente. "¿Quién anda ahí?"- preguntó una voz suave. La niña miró y se encontró con un pequeño niño llamado Lucas, que parecía tan sorprendido como ella.
"Hola, soy Lila, ¿y vos?"- dijo la niña.
"Soy Lucas. Estaba buscando un tesoro, pero parece que encontré algo aún mejor: un libro mágico. ¿Quieres ayudarme a descifrarlo?"- respondió el niño.
Ambos se sentaron bajo el manzano y comenzaron a leer. Descubrieron que el libro contenía historias de aventuras y enseñanzas sobre el coraje, la amistad y la armonía con la naturaleza. A medida que leían, las palabras del libro comenzaron a cobrar vida.
"Mirá, Lila, el bosque está brillando más fuerte"- exclamó Lucas, asombrado.
"¡Es mágico! Tal vez cada historia nos lleve a un nuevo lugar"- respondió Lila con entusiasmo.
Y así fue. Al tocar la primera página, se encontraron en un claro del bosque donde un grupo de flores cantoras les dio la bienvenida.
"¿Quieren jugar?"- preguntaron las flores al unísono.
Lila y Lucas se unieron a su juego, aprendiendo sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y respetar a todos los seres vivos. Después de un rato, el claro comenzó a oscurecerse.
"Debemos seguir leyendo"- sugirió Lila.
"Sí, tenemos que descubrir cómo volver a casa"- añadió Lucas.
Siguieron girando las páginas y cada historia les llevó a lugares nuevos y emocionantes. En un momento, llegaron a una cueva misteriosa donde habitaba un dragón amable que solo quería tener amigos.
"¿Por qué no juegan conmigo?"- preguntó el dragón con voz triste.
"¡Claro! Lo que más me gusta es tener amigos"- respondió Lila.
"Ojalá todos supieran que no hay que temer a los dragones"- dijo Lucas, con una sonrisa.
Pasaron horas jugando con el dragón, y al final del día le prometieron regresar para visitarlo. Cuando abrieron el libro nuevamente, se encontraron de vuelta bajo el manzano.
"Fue increíble, Lila. Aprendí que la amistad es lo más valioso"- afirmó Lucas.
"Y que todos merecemos ser queridos, incluso los dragones"- finalizó Lila.
Mientras se despedían, Lila se puso su corona de flores y recordó: "Esta mañana hice un deseo: quería aprender cosas nuevas junto a un amigo. Creo que se ha hecho realidad"-.
FIN.