La Aventura del Bosque Encantado



Había una vez, en un pequeño barrio de Buenos Aires, dos grandes amigos: Chocomilk, una niña curiosa y alegre a la que le encantaba tomar chocolate caliente, y Puan Pablo Benabuchi, un niño un poco más serio, pero con un corazón enorme y una pasión por inventar cosas. Juntos, formaban un equipo perfecto. Un día, mientras jugaban en el parque del barrio, encontraron un viejo mapa en el fondo de una caja de juguetes olvidada por el tiempo.

"¡Mirá, Chocomilk!" - dijo Puan Pablo, emocionado. "Este mapa parece de un tesoro escondido."

"¡Sí! ¡Vamos a buscarlo!" - respondió Chocomilk, sus ojos brillando de emoción.

Los amigos decidieron seguir el mapa, que los llevó hacia el misterioso Bosque Encantado, un lugar que muchos decían que estaba lleno de sorpresas y aventuras. Con mochila y muchas ganas de explorar, emprendieron su viaje.

Al llegar al borde del bosque, se encontraron con un cartel que decía: 'Cuidado, aquí habitan criaturas de sueños y de cuentos'.

"¿Te animás a entrar?" - preguntó Chocomilk, sintiendo un cosquilleo de nervios.

"¡Claro!" - respondió Puan Pablo con firmeza, aunque su voz temblaba un poco. "Juntos somos más fuertes."

Adentrándose en el bosque, empezaron a ver cosas increíbles: árboles que cantaban al viento, flores que reían y hasta mariposas que les guiñaban un ojo. Pero también se encontraron con un problema inesperado: un pequeño dragón verde que estaba llorando.

"¿Qué te pasa, pequeño dragón?" - preguntó Chocomilk, acercándose con cuidado.

"He perdido mi gema mágica y sin ella no puedo volar ni jugar con mis amigos" - sollozaba el dragón.

Puan Pablo, siempre lleno de ideas, recordó que su papá era un gran buscador de tesoros. "¡Podemos ayudarte!" - dijo entusiasmado. "Chocomilk, ¿puedes usar tu imaginación para ayudarnos a buscar?"

"¡Sí!" - respondió ella. "¡Vamos a pensar en cómo hacer un mapa de búsqueda!"

Los amigos dibujaron un nuevo mapa para descubrir diferentes pistas en el bosque. Juntos, empezaron a buscar la gema, ayudándose mutuamente. Buscaron en donde los árboles formaban arcos, y hasta bajo las rocas donde cantaban los grillos. Pasaron horas buscando, riendo y disfrutando del paisaje.

Finalmente, mientras jugaban al escondite, Chocomilk encontró algo brillante debajo de un arbusto. "¡Mirá, Puan Pablo, encontré algo!" - gritó mientras sacaba una gema reluciente.

"¡Es la gema del dragón!" - exclamó Puan Pablo.

Fueron corriendo hacia el dragón, que se llenó de alegría al recibir su gema. "¡Gracias, amigos!" - dijo el dragón, batando sus alas. "Ahora puedo volar como siempre. ¡Los invito a dar un paseo!"

Chocomilk y Puan Pablo miraron entre ellos, y con una sonrisa, subieron al lomo del dragón.

"¡Esto es increíble!" - gritaba Chocomilk mientras el viento les daba en la cara.

"La aventura más emocionante que hemos tenido!" - añadió Puan Pablo, disfrutando cada minuto.

Después de un paseo lleno de risas y libertad, el dragón los llevó de vuelta a la entrada del bosque. "Ustedes son verdaderos amigos y héroes. ¡Gracias!" - dijo el dragón "Siempre que necesiten algo, no duden en buscarme."

"¡Lo haremos!" - prometieron Chocomilk y Puan Pablo.

De regreso a casa, ambos amigos estaban felices, no solo por el tesoro encontrado, sino por haber ayudado a un amigo en apuros. Aprendieron que la amistad es un verdadero tesoro y que con imaginación y trabajo en equipo, pueden superar cualquier desafío.

Esa tarde, se sentaron en su lugar favorito del parque, tomaron chocolate caliente y hablaron de sus planes para nuevas aventuras.

"¿Te imaginas lo que podríamos encontrar la próxima vez?" - preguntó Chocomilk.

"No tengo idea, pero estoy seguro de que será genial. Juntos, ¡podemos hacer cualquier cosa!" - respondió Puan Pablo con una sonrisa.

Y así, Chocomilk y Puan Pablo continuaron sus días, explorando, creando y aprendiendo siempre juntos, llenando de alegría y aventura cada rincón de su barrio.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!