La Aventura del Bosque Encantado



Era una hermosa mañana en la ciudad de Villa Arcoíris. Drey, un pequeño dragón de escamas brillantes, y Sully, una dulce ardilla de pelaje suave, eran los mejores amigos y, además, ¡novios! Juntos compartían el amor por las aventuras y la naturaleza.

Un día, mientras exploraban el bosque cercano, Sully encontró un mapa antiguo.

"¡Drey, mira esto!" - exclamó emocionada. "Parece que lleva a un tesoro escondido en el Bosque Encantado."

"¡Vamos a buscarlo!" - dijo Drey, agitando sus alas. "Si hay un tesoro, ¡podríamos compartirlo con nuestros amigos!"

Siguiendo el mapa, los dos amigos comenzaron su aventura. En el camino, se encontraron con una serie de desafíos. Primero, llegaron a un arroyo muy ancho.

"No puedo volar sobre esto, ¡necesito tu ayuda!" - dijo Drey, preocupado.

"No te preocupes, yo sé cómo hacerlo. Construiré un puente con ramitas y hojas. ¡Agárrate fuerte!" - y Sully rápidamente se puso a trabajar.

Cuando terminaron, lograron cruzar el arroyo. Drey estaba tan orgulloso de Sully.

"¡Sos increíble, Sully!" - lo animó. "Sin vos no lo hubiéramos logrado."

Después de cruzar el arroyo, llegaron a un claro en el bosque donde se alzaba una gran montaña llena de piedras brillantes. Había que escalarla para llegar al tesoro. Sin embargo, Drey se sentía inseguro.

"¡Es muy alta! ¿Y si me caigo?" - dijo Drey, con un poco de miedo en su voz.

"¡Yo estaré justo a tu lado!" - aseguró Sully. "Si caes, yo te atraparé. Vamos juntos."

Drey tomó una profunda respiración. "¡Vamos!" - dijo con determinación.

Juntos ascendieron, y mientras lo hacían, empezaron a cantar:

"En lo alto del monte iremos, de la mano jamás caeremos!"

Con cada pasito, Drey comenzó a sentirse más seguro. Una vez que lograron llegar a la cima, encontraron un cofre polvoriento, lleno de piedras preciosas y una nota que decía: "El verdadero tesoro es la amistad y el valor que encontramos en el camino."

"¡No hay oro, pero esto es aún mejor!" - exclamó Drey. "Cada aventura nos hace más fuertes y nos une."

"Sí, y siempre podremos compartirlo con nuestros amigos en el pueblo. Lo que tenemos es mucho más valioso que cualquier joya." - respondió Sully con una sonrisa.

Los dos bajaron de la montaña y, al llegar al pueblo, decidieron organizar una fiesta con todos sus amigos. Invitaron a cada criatura del bosque.

"¡Vamos a celebrar la amistad!" - anunció Drey emocionado. "Hoy, todos juntos somos el verdadero tesoro."

La fiesta fue un gran éxito. Se cantaron canciones, contaron historias y compartieron la alegría de la amistad. Drey y Sully miraron a su alrededor y supieron que habían encontrado lo mejor: un vínculo inquebrantable y recuerdos inolvidables.

La aventura de Drey y Sully no solo les enseñó el valor de la amistad, sino también que juntos podían superar cualquier desafío. Desde entonces, siempre llevaban consigo el mapa del tesoro y recordaban que, aunque los objetos puedan ser hermosos, lo que realmente importa es el amor y apoyo que se brindan entre amigos.

Y así, cada vez que veían el mapa en su hogar, sabían que su mayor tesoro estaba siempre en sus corazones, listo para ser compartido en cada nueva aventura.

FIN.

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