La Aventura del Cielo Celeste



En un pequeño pueblo llamado Brilloville, todos los habitantes adoraban el color celeste. Las casas estaban pintadas de este hermoso tono y el cielo siempre parecía sonreírles con su brillar azul suave. El lugar era conocido como el "Reino del Celeste".

Un día, una niña llamada Lila decidió salir a explorar. Le encantaba el celeste, así que se puso su vestido más bonito de este color y salió a jugar al campo. Mientras corría por un prado lleno de flores, se encontró con su amigo Tino.

"- ¡Hola, Tino! ¿Ves qué celeste está el cielo hoy?"

"- ¡Sí, Lila! Pero mira, por allá hay una nube que parece un poco oscura. ¿No te parece inquietante?"

Lila miró hacia donde señalaba Tino y efectivamente, una nube gris acechaba en el horizonte.

"- No te preocupes. Vamos a ver qué sucede. Tal vez podamos ayudar".

Los dos amigos comenzaron a caminar hacia la nube. A medida que se acercaban, notaron que la nube no era oscura sino que estaba sucia y llena de polvo.

"- ¡Qué raro! Nunca había visto una nube así", dijo Tino, curioso.

"- Tal vez necesita que la limpiemos. ¡Vamos a pedir ayuda!"

Se dirigieron al pueblo donde vivía Doña Estela, la abuela más sabia de Brilloville.

"- Doña Estela, encontramos una nube sucia y creemos que necesitamos limpiarla. ¿Cómo podemos hacer eso?"

Doña Estela sonrió y les dijo: "- Lo primero que necesitan es un poco de agua y mucho amor. Con un corazón puro, pueden lograrlo".

Los niños se miraron emocionados, y junto a Doña Estela, recolectaron agua y se equiparon con cubos. En el camino de regreso, Lila tuvo una idea brillante.

"- ¿Qué tal si invitamos a todos los niños del pueblo para ayudar? Cuantos más seamos, más agua tendremos para limpiar la nube".

Tino asintió con entusiasmo.

"- ¡Genial idea!".

Rápidamente convencieron a todos sus amigos. Con cubos llenos de agua y risas, se dirigieron hacia la nube.

"- ¡A la cuenta de tres! Uno, dos, tres... ¡A mojar la nube!" gritó Lila. Todos empezaron a lanzar agua hacia la nube.

Al principio parecía que no pasaba nada, pero poco a poco, la nube fue recuperando su color, volviendo al azul celeste. Los niños comenzaron a cantar:

"- Celeste, celeste, el cielo brillará, si todos juntos nos unimos, la nube limpiará".

De pronto, una ráfaga de viento sopló y la nube, ahora brillante y limpia, comenzó a dejar caer suaves gotas de agua. Pero esas gotas eran diferentes, eran gotas de colores.

"- ¡Miren! ¡Es agua arcoíris!" gritó Tino.

Los niños se llenaron de alegría y comenzaron a bailar bajo la lluvia de colores.

"- ¡Esto es mágico!" dijo Lila mientras danzaba.

Cuando la lluvia terminó, la nube se transformó en un hermoso arcoíris que llenó el cielo celeste de Brilloville con un espectáculo deslumbrante.

De regreso al pueblo, todos se reunieron para admirar la obra colectiva de los niños. Doña Estela se acercó y les dijo:

"- ¿Ven lo que pueden lograr cuando trabajan juntos con amor y un buen propósito? El celeste del cielo es más hermoso cuando está lleno de colores".

Así, desde ese día, cada vez que aparecía una nube sucia, los niños de Brilloville se unían y la limpiaban, llevando siempre consigo el aire de amistad y la alegría del celeste, convirtiendo el cielo en un arcoíris espléndido.

Y así, Lila, Tino y sus amigos aprendieron que con trabajo en equipo y amor, podían transformar no solo nubes, sino también su comunidad.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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