La Aventura del Cuarto Año B
Era un día soleado en San Carlos y los estudiantes de Cuarto Año B de la Escuela N° 13 estaban emocionados por el inicio de una nueva semana de clases. Su maestra, la Señorita Ana, les había preparado una sorpresa especial: un proyecto sobre la biodiversidad de su localidad.
"Chicos, hoy vamos a salir al parque para observar y aprender sobre las plantas y animales que nos rodean!" - anunció la Señorita Ana, mientras los ojos de los alumnos brillaban de entusiasmo.
Los chicos se agruparon rápidamente, todos querían ser parte de esta aventura. En el parque, comenzaron a observar las diferentes especies de árboles, flores y pájaros. Al primer pájaro que vieron, Sofía, la más curiosa del grupo, exclamó:
"¡Miren ese pájaro de colores! ¿Cuál será su nombre?"
"Es un cardenal!" - respondió Tomi, que había leído sobre aves en un libro.
Los estudiantes tomaron notas en sus cuadernos y dibujaron lo que observaban. Pero, mientras exploraban, se dieron cuenta de que había algo extraño. En una esquina del parque, encontraron un pequeño jardín lleno de basura y plantas marchitas.
"¡Qué pena! Este jardín solía ser hermoso" - lamentó Martín, que siempre había jugado ahí de pequeño. "¿Qué podemos hacer para arreglarlo?"
"Podríamos limpiarlo and luego plantar flores!" - sugirió Lila, entusiasmada con la idea.
Los chicos, inspirados por el espíritu de cooperación que había en su grupo, decidieron que no solo aprenderían sobre biodiversidad, sino que también harían algo bueno por su comunidad. Regresaron a la escuela y organizaron un plan.
Primero, hablaron con los otros compañeros sobre el jardín. La respuesta fue sorprendente; todos querían ayudar.
"Podemos hacer un mural, así la gente lo verá y se animará a cuidarlo" - dijo Julián.
"¡Sí! Eso sería genial!" - agregó Maia, imaginando un jardín lleno de vida y colores.
La Señorita Ana apoyó la idea y ayudó a los chicos a contactar a familiares y vecinos para que contribuyeran con materiales. En poco tiempo, Cuarto Año B organizó un día de limpieza donde invitaron a toda la escuela, así como a familias y amigos.
El día de la actividad amaneció radiante y, mientras los estudiantes llegaban con guantes y bolsas, el ambiente se llenó de risas y alegría. Todos se pusieron a trabajar: recogían basura, plantaban flores y pintaban el mural con colores vibrantes.
"¡Miren qué hermoso!" - exclamó Ana, viendo cómo el jardín comenzaba a transformar. "Esto es el poder del trabajo en equipo. ¡Ustedes son unos verdaderos héroes de la naturaleza!"
Después de muchos esfuerzos, el jardín volvió a florecer, no solo por las plantas, sino por el espíritu de comunidad que se había creado. Esa tarde, hicieron una pequeña fiesta para celebrar su logro.
"Gracias a todos por ayudar, este lugar es una muestra de lo que podemos lograr juntos" - dijo Martín, un poco emocionado.
"Y no solo eso, ¡ahora tenemos un lugar mejor para jugar!" - añadió Sofía, mientras todos reían.
Desde entonces, Cuarto Año B no solo aprendió sobre biodiversidad, sino también la importancia de cuidar su entorno y trabajar juntos por un mundo mejor. Y el jardín prosperó año tras año, convirtiéndose en un símbolo de la perseverancia y el amor por la naturaleza que los chicos habían sembrado en su comunidad.
FIN.