La Aventura del Día Especial



Lourdes y Mateo eran hermanos inseparables que vivían en un pequeño barrio lleno de árboles y juego. Lourdes, que estaba a punto de cumplir 10 años, siempre había jugado el papel de protectora de su hermanito menor, Mateo, quien con sus 7 años era un torbellino de energía y curiosidad.

Un día, Lourdes decidió que quería hacer algo especial para su cumpleaños. Con la ayuda de su mamá, pensó en organizar una búsqueda del tesoro en el parque cercano, donde podrían invitar a sus amigos. Pero antes de hacerlo, necesitaba la colaboración de Mateo.

"Mateo, ¡tengo una idea!" - dijo Lourdes emocionada.

"¿Qué? ¡Contame!" - respondió Mateo con los ojos brillantes.

"Voy a hacer una búsqueda del tesoro para mi cumple y quiero que me ayudes a esconder las pistas".

Mateo asintió, emocionado por la idea. Sin embargo, a medida que pasaban los días, las pequeñas peleas comenzaron a surgir entre ellos. Un día, mientras escondían las pistas, Lourdes le dijo a Mateo:

"No, no es así. Así se ve feo" - mientras movía una pista que él había escondido.

"¡Pero a mí me gusta así!" - protestó Mateo, cruzando los brazos.

Tras un momento de tensiones y gritos, decidieron tomarse un respiro. Ese día, sentados en el jardín, entendieron que a veces no estaban de acuerdo en sus ideas, pero eso no significaba que no se quisieran.

"Che, Lourdes... ¿y si hacemos una lluvia de ideas?" - sugirió Mateo.

"Esa es una buena idea, Mateo" - respondió Lourdes, sintiendo una ola de alivio.

Así, ambos se pusieron a escribir sus ideas en papeles de colores. Lo único que necesitaban era un lugar donde pudieran compartir sus pensamientos sin pelear. Las risas pronto llenaron el aire y, al final, se sintieron satisfechos con los resultados.

El día de la fiesta llegó, y invitando a sus amigos, Lourdes y Mateo colocaron cada pista en el parque. Pero justo cuando la búsqueda del tesoro estaba a punto de comenzar, comenzó a llover. Los chicos se miraron preocupados, estaban a punto de rendirse.

"No podemos dejar que la lluvia arruine nuestro día especial" - dijo Lourdes.

"Sí, ¡hagamos la búsqueda bajo la lluvia!" - propuso Mateo, dando un salto de emoción.

Y fue así que, llenos de risas y chapoteos, los niños se aventuraron en su búsqueda del tesoro bajo la lluvia. Las pistas, que antes parecían aburridas, se volvieron un reto emocionante. Cuando finalmente encontraron el 'tesoro', que eran cajas llenas de dulces y juguetes, se dieron cuenta de que la verdadera felicidad estaba en compartir momentos juntos.

"¡Lo logramos!" - exclamó Lourdes mientras abrazaba a Mateo.

"Sí, ¡bajo la lluvia y todo!" - agregó Mateo sonriendo.

Esa experiencia les enseñó que, a veces, las cosas no salen como uno espera, pero lo importante es disfrutar el camino y trabajar juntos como hermanos. Desde ese día, Lourdes y Mateo recordarían que la unión hace la fuerza y que siempre pueden encontrar alegría, incluso en los momentos de tormenta.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!