La Aventura del Gato y el Árbol Mágico



Era una mañana soleada en la casa de MAMÁ, PAPÁ y su HIJO, un pequeño de seis años llamado LUCAS. En el jardín había un viejo y hermoso ÁRBOL; los padres decían que era mágico. LUCAS siempre había tenido curiosidad por el misterioso lugar, pero nunca se había atrevido a acercarse demasiado.

Un día, mientras LUCAS jugaba con su GATO, un travieso felino llamado RONRÓN, decidió que era el momento perfecto para descubrir el secreto del ÁRBOL.

"¿Vamos a jugar, RONRÓN?", le dijo LUCAS emocionado. El GATO, que siempre estaba dispuesto a la aventura, saltó del suelo.

"¡Miau!", respondió RONRÓN, como si diera su aprobación, y juntos se acercaron al ÁRBOL.

Mientras jugaban cerca del trunk, LUCAS notó que había algo brillante entre las raíces. Se agachó y vio una pequeña llave dorada.

"¡Mirá, RONRÓN!", exclamó. "¡Es una llave! ¿Te imaginás para qué será?"

RONRÓN, curioso como siempre, lamió la llave y luego se sentó, mirando a su dueño con ojos grandes y brillantes.

"Debemos encontrar la puerta que abre esta llave", dijo LUCAS decidido. Así que comenzaron a buscar por todo el jardín y el pequeño LUCAS siguió una pista de hojas doradas que llevaban hacia el bosque cercano.

El camino estaba lleno de maravillas. Encontraron mariposas de colores vibrantes y pájaros cantores que parecían animarlos en su búsqueda. Después de un rato, llegaron a un claro del bosque donde había un pequeño cabaña hecha de ramas y hojas. Al lado había una puerta cerrada con un candado viejo.

"¡Mirá, RONRÓN!", gritó LUCAS. "¡Esta debe ser!"

Con manos temblorosas, LUCAS se acercó y puso la llave en la cerradura. Cuando giró la llave, el candado se abrió con un clic.

"¡Funciona!", exclamó. Abrió la puerta lentamente y, al entrar, descubrió que el interior de la cabaña estaba lleno de juguetes, libros y juegos.

"¡Increíble!", dijo LUCAS. "Es un lugar de diversión, ¡como un sueño!"

RONRÓN se aventuró dentro y empezó a jugar con un ovillo de lana. De repente, entre las risas, comenzaron a escuchar una voz suave.

"Gracias por abrir la puerta, pequeños aventureros", dijo una anciana que apareció desde un rincón. Era la guardiana del lugar, sonriendo con ternura.

"¿Quién sos?", preguntó LUCAS.

"Soy la guardiana de los sueños. Este es un lugar mágico donde los niños pueden soñar y aprender mientras juegan. Pero, cada vez que alguien viene, debe dejar algo a cambio: un sueño que deba hacerse realidad."

LUCAS pensó por un momento, recordando lo que había deseado en el pasado.

"Quiero que todos los niños tengan un lugar como este para jugar y soñar", dijo con firmeza. La anciana asintió, satisfecha.

"Tu deseo es noble, y será concedido. Ahora, cada vez que vengas, podrás disfrutar de esta cabaña y compartirla con tus amigos", explicó.

LUCAS sonrió de felicidad.

"Gracias, ¡estoy seguro de que con RONRÓN se nos ocurrirá mucha diversión aquí!", gritó mientras RONRÓN seguía jugando.

La anciana los miró con cariño y desapareció, dejando un suave brillo en el aire.

"Creo que tenemos que contarle a MAMÁ y PAPÁ sobre esto", dijo LUCAS, saliendo de la cabaña.

"¡Sí! Así pueden venir a jugar también", agregó RONRÓN, saltando por el jardín.

Desde aquel día, cada vez que LUCAS y RONRÓN visitaban el Árbol Mágico, la cabaña los esperaba con nuevas sorpresas. Decidieron ayudar a otros niños a cumplir sus sueños, organizando juegos y aventuras.

Juntos, MAMÁ, PAPÁ, LUCAS y RONRÓN aprendieron que compartir la felicidad multiplicaba la magia, y el ÁRBOL se convirtió en el símbolo de su amistad y imaginación.

Y así, entre risas, juegos y sueños cumplidos, todos vivieron felices para siempre, recordando que la verdadera magia está en la unión y la generosidad de los corazones.

FIN.

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