La Aventura del Juguete Perdido



En un soleado día en el parque, dos niños de cinco años, Lía y Tomi, estaban jugando felizmente. Lía tenía un colorido camión de juguete que había traído su mamá. Tomi, que siempre había querido jugar con uno igual, miraba el camión con los ojos llenos de emoción.

"-¡Mirá, Tomi! ¡Es el camión más genial del mundo! -gritó Lía mientras hacía sonar las bocinas de juguete.

Tomi se acercó con una sonrisa:

"-¿Puedo jugar un ratito con él? -pidió con gran esperanza.

Pero Lía, sintiéndose un poco celosa, respondió:

"-¡No! Es mío y no quiero que nadie más juegue. -se cruzó de brazos.

Tomi se sintió triste, y después de pensarlo un momento, contestó:

"-Pero es más divertido jugar con dos. ¡Podemos hacer una carrera!"-¡No, es solo mío! -replicó Lía, y el conflicto estalló, comenzando una pelea por el camión.

Los dos se esforzaban por agarrar el juguete, tirando de él de un lado a otro, hasta que, en un movimiento abrupto, el camión se rompió. Nas Nuevas piezas volaron por el aire, y los niños se quedaron mirando en shock.

"-¡Oh, no! -lloró Lía.

"-¡Yo no quería que esto pasara! -dijo Tomi, con lágrimas en los ojos.

Ambos estaban muy tristes, y en lugar de pelearse más, comenzaron a recoger las piezas del juguete. Al poco rato, un amable anciano se acercó a ellos.

"-Hola, pequeños. ¿Qué les ha pasado? -preguntó con una sonrisa.

"-Nos peleamos por un juguete, y se rompió -dijo Lía, con voz temblorosa.

El anciano, que parecía saber mucho, les dijo:

"-A veces, cuando queremos algo mucho, olvidamos que jugar juntos puede ser mucho más divertido que posesionarse de algo. ¿Por qué no lo intentan otra vez?

Los niños lo miraron con curiosidad. Tal vez el anciano tenía razón. Lía buscó la pieza más grande del camión, y Tomi encontró una rueda.

"-¿Y si tratamos de armarlo juntos? Tal vez podamos hacerlo aún más genial -sugirió Tomi.

"-¡Buena idea! -respondió Lía, contenta.

Así que empezaron a trabajar juntos, compartiendo las piezas y haciendo volar su imaginación. Con poco esfuerzo, el camión no solo se reconstituyó, sino que se volvió aún más divertido. Decoraron el camión con hojas del parque y algunas flores, creando un vehículo muy original.

"-¡Mirá, Tomi! ¡Es un camión de flores! -exclamó Lía con entusiasmo.

"-¡Espectacular! ¡Vamos a hacer una carrera con él! -dijo Tomi, emocionado.

Y así, los dos niños comenzaron a jugar de una manera que nunca habían imaginado. Rieron, corrieron y, lo más importante, aprendieron que compartir y colaborar puede llevar a aventuras aún más emocionantes.

Desde aquel día en adelante, Lía y Tomi no solo se convirtieron en grandes amigos, sino que también aprendieron a jugar juntos y a compartir lo que tenían. El camión de flores fue testigo de sus nuevas travesuras y nunca volvió a sentirse solo.

Y así concluyó la pequeña aventura de Lía y Tomi, dos amigos que aprendieron que a veces, el verdadero tesoro está en la amistad y el compartir.

Al final del día, Lía miró a Tomi y dijo:

"-Deberíamos hacer esto más a menudo.

"-Sí, definitivamente -respondió Tomi, sonriendo.

Y con esa promesa, los dos se despidieron, ya no como rivales, sino como compañeros de aventuras.

FIN.

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