La Aventura del Mate
Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires. Cata y Susi, dos amigas inseparables, decidieron explorar los secretos de su barrio. Mientras paseaban por la plaza, vieron a un grupo de chicos tomando algo en círculo. Curiosas, se acercaron y se encontraron con un mate que brillaba bajo el sol.
"¿Qué es eso?" - preguntó Cata, señalando el mate.
"Es mate, ¿nunca lo probaste?" - respondió una de las chicas del grupo con una sonrisa.
Susi miró a Cata y ambas sintieron que era el momento perfecto para probar algo nuevo.
"No, nunca. Pero queremos intentarlo. ¿Cómo se toma?" - dijo Susi emocionada.
La chica les explicó que el mate es una bebida tradicional que se comparte entre amigos. Para comenzar, le pasaron el mate a Susi.
"¡Es mi turno!" - exclamó Susi mientras sostenía la bombilla con precaución. Introdujo la bombilla en el mate e inhaló con curiosidad.
"Es una infusión de yerba mate, sabrás que es amargo al principio, pero hay quienes le ponen azúcar o limón. Prueban, ¡vamos!" - animó uno de los chicos.
Susi dio el primer sorbo.
"¡Uh, qué distinto!" - dijo, sorprendida por el sabor fuerte y herbal. Luego, pasó el mate a Cata.
"Ahora es tu turno, ¡no te asustes!" - le dijo Susi con una sonrisa divertida.
Cata tomó el mate y dio un sorbo. Su expresión cambió mientras masticaba el gusto del mate.
"Mmm, me gusta. Es un sabor único. Pero, ¿no es un poco amargo?" - comentó Cata.
"Sí, pero eso es lo que lo hace especial. ¡Intentá endulzarlo!" - sugirió uno de los chicos, entregándole un sobrecito de azúcar.
Cata le echó azúcar al mate y probó de nuevo.
"¡Wow! Ahora está riquísimo. ¡Sabés qué! Me encanta compartirlo con vos, Susi." - exclamó Cata.
Las dos amigas comenzaron a disfrutar de su nueva bebida, e incluso aprendieron a pasar el mate entre ellas, siguiendo el ritual que le habían enseñado.
Pronto se unieron más amigos a la ronda, cada uno tomando turnos para probar el mate y contar historias. Cata y Susi se dieron cuenta de que el mate era más que solo una bebida: era una forma de amistad y conexión.
"Cuando tomamos mate, estamos juntos, como cuando compartimos un secreto. ¡Es genial!" - dijo Susi.
"Sí, y podríamos llevarlo a nuestras próximas aventuras. Quizás le pongamos frutas o algo distinto la próxima vez" - sugirió Cata.
Mientras todos se reían y disfrutaban, un giro inesperado ocurrió. En medio de la charla, notaron que la yerba se estaba agotando y no había más para preparar otro mate.
"Oh no, ¡se nos acabó la yerba!" - exclamó uno de los chicos.
Cata, con su espíritu siempre optimista, dijo:
"No importa, ¡vamos al mercado a comprar más! ¡Es una aventura!" - propuso entusiasmada.
Así, todos juntos decidieron ir al mercado a buscar más yerba. A medida que caminaban, compartían risas y charlas, descubriendo juntos diferentes variedades de yerba y hasta algunas dulces. Cata y Susi aprendieron sobre las distintas formas de tomar mate, y hasta se llevaron algunos sabores nuevos a casa.
Esa tarde, al volver a sus casas, se sintieron felices y emocionadas. Habían descubierto no solo un nuevo sabor, sino también la magia de compartir y crear recuerdos juntos.
"¡No puedo esperar a contarles a nuestros papás, y seguir nuestra propia tradición de mate!" - dijo Susi.
"¡Sí! Cada vez que tomemos mate será como recordar esta aventura" - concluyó Cata.
Y así, Cata y Susi, con una simple taza de mate, aprendieron sobre la amistad, el compartir y el valor de atreverse a probar cosas nuevas. Juntas, vivieron una experiencia que nunca olvidarían, mientras se prometieron seguir explorando el mundo, un sorbo a la vez.
FIN.