La Aventura del Nuevo Puesto
En el pintoresco pueblo de Villaverde, la municipalidad había publicado un aviso que todos esperaban con ansias. Se buscaba un nuevo administrador luego de que el anterior se jubilara. Todos los habitantes del pueblo estaban entusiasmados, pero también un poco nerviosos. Para ellos, este puesto era muy importante, ya que estaba en juego el bienestar de toda la comunidad.
Una mañana, Clara, una niña de diez años, y su amigo Lucas, se sentaron en una de las bancas de la plaza mientras comían helados. Clara miraba los carteles que había pegados en el mástil de la plaza.
"Mirá, Lucas, hay un aviso en la municipalidad. Buscan a alguien para trabajar!" - dijo Clara, apuntando con su helado.
"Sí, lo vi. Pero ¿quién se va a animar a postularse? No es fácil trabajar para la municipalidad. Hay que ser responsable y organizado." - contestó Lucas, mientras daba un mordisco a su helado.
Clara pensó un momento, y le nació una idea.
"¿Y si hacemos un plan?" - sugirió con emoción. "Podríamos ayudar, ¿no?"
Lucas la miró, intrigado.
"¿Ayudar? ¿Cómo?" - preguntó.
"Podríamos hacer una especie de lista de todas las cosas que se pueden mejorar en el pueblo y llevársela al nuevo trabajador. Así, tal vez lo soñador podría ser algo más simple!" - Clara iluminó su rostro.
Entusiasmados, los dos amigos comenzaron a caminar por las calles del pueblo, anotando mejoras. Querían que el nuevo puesto de administración significara algo grande para Villaverde.
Después de una semana de planificación, Clara y Lucas decidieron llevar su lista a la municipalidad. Al llegar, se dieron cuenta que en la oficina, había una gran fila de personas. Todos parecían nerviosos, cada uno con un currículum en la mano.
"¿Qué vamos a hacer? No podemos competir con todos estos adultos." - dijo Lucas, desanimado.
Clara, sin embargo, sonrió y tuvo otra idea.
"Vamos a presentarnos! Quizás no seamos adultos, pero tenemos el corazón del pueblo. Podemos darles una perspectiva diferente."
Con determinación, se acercaron al mostrador donde una funcionaria amable los recibió.
"Hola, chicos. ¿Qué les trae por aquí?" - preguntó la funcionaria.
"Queremos ayudar al nuevo administrador. Hicimos una lista de cosas que podrían mejorar Villaverde!" - exclamó Clara, con los ojos brillosos.
"Eso suena muy interesante, chicos. Pero ustedes saben que el puesto es para adultos, ¿verdad?" - la funcionaria sonrió, sorprendida por la valentía de los niños.
"Podemos ayudar a hacer el trabajo más fácil, somos del pueblo y sabemos lo que necesitamos!" - insistió Lucas.
La funcionaria, conmovida, les pidió que le mostraran su lista. Con paciencia, los dos compartieron sus ideas con ella, y notaron cómo la mirada de la funcionaria se iluminaba al escuchar sus sugerencias.
"Esta es una gran lista, chicos. Tiene más información y creatividad de lo que muchos adultos consideran! Les agradeceré que la pasen al nuevo administrador cuando lo elijamos. Él estará aquí la próxima semana" - le prometió la funcionaria.
Clara y Lucas regresaron a sus casas con la cabeza en alto y el corazón lleno de esperanza. Habían hecho lo que creían y habían dejado una huella en la municipalidad.
Una semana después, hubo una gran reunión en la plaza, donde se iba a presentar al nuevo administrador. Clara y Lucas estaban entre la multitud, llenos de curiosidad. Cuando el alcalde se subió al estrado, un hombre alto y amable lo acompañó.
"Bienvenidos, vecinos de Villaverde. Me gustaría presentarles al nuevo administrador, el señor Martín." - anunció el alcalde.
Todos aplaudieron, y Clara y Lucas se miraron emocionados. El señor Martín sonrió y tomó el micrófono...
"Hola a todos, gracias por este gran recibimiento. Estoy muy emocionado de ser parte de este maravillo pueblo. Quiero compartir que ya he recibido una lista de sugerencias de Clara y Lucas, dos habitantes muy especiales de este pueblo. ¡Y planeo trabajar en cada una de sus ideas!"
La multitud estalló en aplausos, y Clara y Lucas se abrazaron, felices.
"Nunca perdimos la esperanza, Lucas!" - gritó Clara.
"¡Y demostramos que los grandes cambios pueden empezar desde una pequeña idea!" - respondió Lucas, sonriendo mientras el pueblo celebraba.
Desde aquel día, Clara y Lucas se convirtieron en los mejores aliados del nuevo administrador. Juntos, trabajaron por un Villaverde aún más bonito y juntos aprendieron que la valentía y la colaboración pueden generar grandes cambios, sin importar la edad de cada uno.
Y así, la plaza de Villaverde se llenó de risas, colores y alegría. Todo gracias a la iniciativa de dos pequeños soñadores que nunca dudaron en que podían hacer la diferencia. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.