La Aventura del Picnic Emocional
Había una vez en el Bosque de las Emociones, cinco monstruos muy especiales: Alegría, Tristeza, Enfado, Miedo y Asco. Cada uno representaba una emoción y vivían juntos en armonía.
Un día, Alegría decidió organizar un gran picnic para todos los habitantes del bosque. Invitó a sus amigos y se puso manos a la obra para preparar todo. Las risas y la música llenaban el aire mientras decoraban el lugar con globos de colores.
Pero cuando llegó Tristeza al picnic, algo extraño sucedió. Sus lágrimas empezaron a caer sin razón aparente y las nubes grises cubrieron el cielo. Todos se preocuparon por ella y trataron de animarla, pero nada parecía funcionar.
Enfado no podía creer que Tristeza arruinara la fiesta con su llanto constante. Gritaba y pataleaba sin control, haciendo que todos se sintieran incómodos e irritados. Miedo estaba asustado por los cambios bruscos de emociones.
Se escondió detrás de un árbol temblando de miedo ante cualquier ruido o movimiento repentino. Asco miraba todo con desprecio, especialmente la comida preparada por Alegría. Decidió no probar nada y se alejó del grupo refunfuñando.
Alegría se sentía desanimada al ver cómo sus amigos estaban tan afectados por sus emociones negativas. Sabía que debían encontrar una solución para volver a ser felices juntos. Decidieron buscar al sabio Búho del Bosque para pedirle consejo.
Después de escuchar sus problemas, el Búho les dijo: "Las emociones son parte de nosotros y no podemos evitar sentirlas. Pero también debemos aprender a controlarlas para que no nos dominen por completo". Los monstruos se miraron unos a otros y entendieron lo que el Búho quería decirles.
Comenzaron a trabajar en equipo para ayudarse mutuamente. Alegría le dio un abrazo a Tristeza y le dijo que estaba bien sentirse triste, pero que también había momentos felices por venir.
Tristeza se sintió comprendida y poco a poco su llanto cesó. Enfado respiró profundamente y decidió contar hasta diez antes de explotar con ira. Aprendió que podía expresar su enfado de una manera más constructiva sin lastimar a los demás.
Miedo encontró consuelo en la compañía de los demás monstruos. Se dieron cuenta de que juntos podían enfrentar cualquier miedo y superarlo. Asco decidió probar la deliciosa comida preparada por Alegría.
Descubrió nuevos sabores y se sorprendió al darse cuenta de que algunas cosas pueden parecer desagradables al principio, pero luego resultan ser maravillosas. Con el tiempo, los cinco monstruos aprendieron a manejar sus emociones y trabajaron juntos como un gran equipo. El Bosque de las Emociones volvió a llenarse de risas, música y alegría.
Y así fue como Alegría, Tristeza, Enfado, Miedo y Asco descubrieron que todas las emociones tienen su lugar en nuestras vidas, siempre y cuando aprendamos a manejarlas adecuadamente.
Juntos, aprendieron a ser más fuertes y a apoyarse mutuamente en cada paso del camino.
FIN.