La Aventura del Reciclaje
En un pequeño pueblo argentino en 1952, donde la gente vivía alegremente, dos amigos inseparables, Juancho y Jackson, pasaban sus días jugando en el parque. Juancho era un niño curioso y entusiasta, mientras que Jackson, su perro fiel, tenía la habilidad de hacer reír a todos con sus trucos.
Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, encontraron una botella de vidrio rota y un montón de papeles arrugados esparcidos por el suelo.
"Mirá eso, Jackson. ¡Qué desorden!" - exclamó Juancho, recogiendo un trozo de papel.
"Guau, lo sé. ¡Hay un montón! ¿Por qué la gente no cuida su entorno?" - respondió Jackson, como si entendiera perfectamente.
Intrigados por la tanta basura, decidieron investigar. Con sus ojos brillantes, los dos amigos comenzaron a recoger todo lo que podían.
"¿Sabías que las botellas como esta pueden ser reutilizadas?" - le preguntó Juancho a Jackson.
"¡Woof! ¿Cómo se hace eso?" – ladró Jackson, moviendo su cola.
"Podrían convertirse en otras cosas útiles, como floreros o incluso ser recicladas para hacer nuevos frascos. ¡Voy a preguntarle a don Luis, el ferretero!" - dijo Juancho con entusiasmo.
Los amigos se dirigieron a la ferretería. Don Luis, un hombre de gran corazón, siempre tenía historias interesantes que contar. Al entrar, vieron a un montón de cosas desordenadas.
"¡Hola, don Luis!" - saludó Juancho. "Encontramos mucha basura en el arroyo y queremos saber cómo podemos ayudar a reciclar y reutilizar cosas en el pueblo."
"Ah, chiquitos, eso es muy importante. En mi época, se reutilizaban muchas cosas, pero ahora todo va a parar a la basura" - dijo don Luis, mientras acariciaba su bigote gris.
"¿Y qué podemos hacer?" - preguntaron los amigos al unísono.
"Podrían hacer un torneo de recolección de basura en el parque. El que recolecte más basura, se ganará un premio" - sugirió don Luis.
Juancho y Jackson se miraron emocionados. ¡Era la oportunidad perfecta para ayudar al pueblo y aprender sobre el reciclaje al mismo tiempo!"¡Sí, haremos el torneo!" - gritó Juancho.
El fin de semana, Juancho y Jackson contaron a todos los niños del pueblo sobre su idea. Al principio, algunos se rieron de ellos.
"¿Para qué recoger basura? ¡Es un trabajo aburrido!" - dijo Pedro, un niño del grupo.
"¡No es aburrido! ¡Podemos hacer que el pueblo sea más bonito y aprender algo nuevo!" - contestó Juancho, convencido de su proyecto.
Finalmente, el gran día llegó. Los niños se reunieron en el parque, cada uno con sus bolsas y guantes. Juancho repartió números de participación y empezó a explicar las reglas.
"El que más basura recolecte, ¡ganará un gran premio!" - anunció Juancho con una gran sonrisa.
Jackson ladraba emocionado mientras los niños comenzaban a buscar la basura. Mole y papeles volaban por el aire. Las risas y el entusiasmo llenaron el ambiente.
A medida que pasaba el tiempo, Juancho notó algo inesperado. La recolección de basura se había convertido en un juego divertido, y los niños aprendían sobre materiales reciclables.
"¡Mirá Jackson! ¡Esa botella se puede reutilizar!" - exclamó Juancho, sosteniendo la botella en alto.
Después de varias horas de trabajo en equipo, los niños se reunieron para contar su recolecta.
"¡Hemos juntado toneladas de basura!" - gritó Pedro sorprendido.
Finalmente, don Luis llegó para premiar a los ganadores.
"Estoy muy orgulloso de ustedes. El premio es una caja llena de materiales reciclables para hacer manualidades. Pueden hacer lo que se les ocurra" - comentó, mientras los niños aplaudían con entusiasmo.
"¡No solo hemos hecho un gran trabajo, sino que hemos aprendido a cuidar nuestro entorno!" - dijo Juancho emocionado.
Jackson ladró en señal de aprobación. Desde ese día, Juancho y Jackson decidieron seguir adelante con su misión de enseñar a los demás sobre el reciclaje y la reutilización, porque ahora sabían que incluso la más pequeña acción podía hacer una gran diferencia.
Así, en aquel pequeño pueblo, la amistad, el juego y la conciencia ambiental se unieron para crear un mundo mejor, gracias a la aventura de Juancho y Jackson.
FIN.