La Aventura del Semáforo Sabelotodo
En un pequeño y colorido barrio llamado Colores Brillantes, todos los días eran una aventura. Pero había un lugar que siempre llamaba la atención: un semáforo muy especial que todos conocían como Sabelotodo. Sabelotodo no era un semáforo común; ¡hablaba! Y le encantaba contarles a los niños sobre las normas de tránsito.
Una mañana, mientras los niños jugaban en la plaza, Sabelotodo comenzó a parpadear.
"¡Hola, pequeños amigos!" - saludó Sabelotodo con una voz alegre. "¿Están listos para aprender sobre los colores del semáforo?"
Los niños, emocionados, se acercaron saltando.
"¡Sí, Sabelotodo!" - gritaron al unísono.
"Muy bien, ¡empecemos!" - dijo Sabelotodo. "Cuando la luz es roja, eso significa que deben parar. ¡Alto!"
"¿Y por qué, Sabelotodo?" - preguntó Lía, una curiosa niña de vestidos de flores.
"Porque los autos vienen rápido y necesitamos que todos estén seguros. ¡Nadie quiere tener un accidente!" - explicó Sabelotodo con seriedad.
Los niños asintieron, entendiendo la importancia de parar. Luego, Sabelotodo cambió a luz amarilla.
"Cuando la luz es amarilla, hay que prepararse. Eso significa que pronto la luz se pondrá roja y deben estar listos para parar. ¡Es un aviso!" - aclaró.
"¡Ya entendí!" - exclamó Mateo, un niño con una gorra azul. "Es como cuando me dicen que es hora de ir a casa. Tengo que prepararme para irme."
"Exactamente, Mateo!" - respondió Sabelotodo con orgullo.
Finalmente, la luz cambió a verde.
"Y cuando la luz es verde, significa que pueden cruzar. ¡Adelante, pueden ir!" - dijo Sabelotodo.
"¿Y qué pasa si andamos en bici?" - preguntó Clara, que tenía una bicicleta de colores.
"Buena pregunta, Clara. Cuando andan en bicicleta, deben seguir las mismas reglas y señalar que van a girar, así todos saben qué hacer. ¡Siempre con cuidado!" - continuó Sabelotodo.
Pero de repente, un ruido fuerte interrumpió la conversación. ¡Era el sonido de una bocina! Los niños miraron sorprendidos.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Lía, un poco asustada.
"Es un auto que no se detuvo en el semáforo rojo. ¡Eso no está bien!" - dijo Sabelotodo.
"Pero, Sabelotodo, ¿qué pasará ahora?" - preguntó Mateo.
"No se preocupen, chicos. La policía viene a ayudar. Recuerden, siempre hay que respetar las señales de tránsito para que todos estén a salvo." - respondió Sabelotodo, mientras veía cómo un auto policía se acercaba.
Los niños observaron cómo el oficial les hacía señas al auto que se había pasado el semáforo.
"Es muy importante escuchar y respetar a las personas que nos cuidan en la calle, como la policía y los semáforos. ¿Lo entendieron?" - preguntó Sabelotodo.
"Sí, Sabelotodo!" - contestaron los niños, todos juntos.
"¡Fantástico! Siempre cuiden su seguridad y la de los demás. Ahora, ¿quién quiere jugar a cruzar la calle simulando que hay un semáforo?" - sugirió Sabelotodo.
"¡Yo, yo!" - gritaron los niños emocionados.
Y así, bajo el atento ojo de Sabelotodo, los niños jugaron, practicando lo que habían aprendido. Cruzaban imaginariamente la calle, parando en rojo, preparándose en amarillo y avanzando con alegría cuando se encendía el verde.
Desde ese día, todos los chicos del barrio recordaron la importancia de las señales de tránsito, gracias a su amigo Sabelotodo, el semáforo que les enseñó a cuidar de sí mismos y de los demás. ¡Y en Colores Brillantes, jugar y aprender nunca había sido tan divertido!
Fin.
FIN.