La Aventura del Viaje Turbulento



Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Lombriz Verde, un niño llamado Lucas que, a diferencia de otros chicos, no podía disfrutar de los viajes en auto. Cada vez que su mamá, Sofía, le decía que iban a salir, él se ponía muy nervioso. Su imaginación hacía que pensara en todo tipo de cosas aterradoras que podían suceder.

Un día, su mamá decidió que era hora de enseñar a Lucas a disfrutar de los viajes en auto. "Lucas, este fin de semana vamos a visitar a tu abuela que vive en la colina. ¡Te encantará jugar con tu primo!" -dijo Sofía emocionada.

Esta vez, Lucas no pudo evitar preguntar. "¿Y si el auto se descompone en medio del camino?" -dijo con ojos asustados.

"No te preocupes, cariño. ¡El auto está en perfecto estado! Y si llegara a pasar algo, siempre tengo mi teléfono para llamar por ayuda. El viaje es una oportunidad para disfrutar, no algo malo" -respondió su mamá tratando de calmarlo.

El sábado llegó y Lucas se subió al auto con una mezcla de emoción y nerviosismo. Para su sorpresa, su mamá lo había preparado con un montón de juegos y canciones para hacer el viaje más divertido. "Mirá, Lucas, llevé nuestra playlist favorita. ¿Listo para cantar?" -dijo Sofía, sonriendo mientras encendía la música.

Lucas empezó a cantar sus canciones preferidas y, aunque al principio estuvo un poco tenso, a medida que pasaba el tiempo comenzó a sentirse más relajado. "¡Esto es divertido!" -exclamó mientras se movía al ritmo de la música.

Sin embargo, de pronto, el auto hizo un ruido fuerte. Lucas se asustó de inmediato. "Mamá, ¿qué fue eso?" -preguntó con voz temblorosa.

"Tranquilo, Lucas. Parece que es solo un bache. Escucha, a veces hay cosas inesperadas en la vida. Pero eso no significa que debas asustarte. Solo respira y sigue disfrutando del viaje" -dijo su mamá con calma.

Decidido a no dejarse llevar por el miedo, Lucas se concentró en la música nuevamente, pero muy pronto el ruido volvió. "Mamá, ¿y si el auto se descompone de verdad?" -dijo nerviosamente.

"Mira, a veces pasan cosas que no podemos prever, pero siempre buscaremos la solución juntos. ¿Ves esa colina de allá? Cuando lleguemos, el aire fresco y el paisaje hermoso te harán olvidar todo tipo de preocupaciones. ¡Contemos juntos hasta que lleguemos!" -recomendó Sofía.

Así que Lucas y su mamá empezaron a contar: "Uno, dos, tres..." -y para su sorpresa, los números hacían que el tiempo pasara volando. Hicieron juegos de adivinanzas y hasta se inventaron una historia de un valiente caballero en busca de un tesoro escondido.

De repente, al girar una curva, Lucas vio una mariposa amarilla que volaba cerca del auto. "¡Mamá, mirá!" -gritó emocionado.

Sofía sonrió y dijo: "¡Qué hermosa! A veces las pequeñas cosas pueden traernos felicidad en los momentos más inesperados. Lo importante es que estamos juntos en este viaje."

Finalmente, llegaron a la casa de la abuela de Lucas. Su primo lo estaba esperando en la puerta con una enorme sonrisa. Lucas sintió una oleada de alegría y, olvidándose completamente de sus miedos, corrió hacia él.

"¡No puedo creer que llegamos!" -dijo Lucas al abrazar a su primo.

Más tarde, mientras jugaban en el jardín, Lucas le contó a su primo sobre su miedo a los viajes en auto. "Pero ahora me siento distinto. Aprendí que siempre hay formas de hacer las cosas más divertidas. La música, los juegos, y sobre todo, tener a mi mamá a mi lado me ayudaron mucho" -dijo Lucas con una gran sonrisa.

Desde ese día, Lucas ya no le tuvo miedo a los viajes en auto. Aprendió que incluso cuando las cosas no salen como uno espera, siempre hay maneras de disfrutarlo.

Así, cada vez que su mamá le decía que iban a un nuevo lugar, Lucas sonreía y decía: "¡Sí! ¿Puedo elegir la música?" -demostrando que había superado su miedo y estaba listo para nuevas aventuras.

FIN.

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