La aventura ecológica de Yose y Yair



Era un hermoso día de verano y yo, como abuelo, decidí llevar a mis nietos, Yose y Yair, a pasar el día en la playa. Estábamos emocionados por disfrutar del sol, la arena y el mar.

Llegamos temprano por la mañana y encontramos un lugar perfecto para poner nuestras toallas. Los niños estaban ansiosos por jugar en el agua, así que nos dirigimos hacia el mar.

Pero justo cuando estábamos a punto de sumergirnos en las olas, algo inesperado sucedió. De repente, vimos una gran cantidad de basura flotando cerca de nosotros. Latas vacías, botellas de plástico y bolsas sucias llenaban el agua.

Mis nietos se detuvieron sorprendidos y tristes al ver cómo contaminaban su amada playa. "Abuelo, ¿qué podemos hacer? La playa está muy sucia", dijo Yose con preocupación. Me tomé un momento para pensar en una solución mientras observaba a los demás bañistas ignorar la basura.

"Chicos" , les dije con determinación," no podemos quedarnos aquí sin hacer nada. Vayamos a buscar ayuda". Caminamos hasta donde estaba ubicado el puesto de salvavidas y le explicamos al salvavidas lo que habíamos visto en el mar.

El hombre asintió comprensivamente y llamó a sus compañeros para organizar una limpieza improvisada de la playa. Mientras esperábamos a que llegara más personal para ayudar con la limpieza, decidimos reagarrar toda la basura que encontráramos cerca nuestro.

Armados con bolsas de plástico vacías que encontramos abandonadas entre las dunas, comenzamos a recolectar los desechos. Mis nietos se sorprendieron de la cantidad de basura que encontraron. No solo en el agua, sino también en la arena y entre las rocas.

Pero no dejaron que eso los desanimara. "Abuelo, tenemos que cuidar nuestro planeta", dijo Yair mientras levantaba una botella de plástico del suelo. "Así es, chicos", les respondí orgulloso," todos debemos hacer nuestra parte para mantener nuestras playas limpias".

Poco a poco, otros bañistas se unieron a nosotros y comenzaron a reagarrar basura también. La playa se llenó de personas comprometidas en limpiar y proteger el medio ambiente.

Cuando finalmente llegó el personal del puesto de salvavidas con bolsas grandes y herramientas adecuadas, nos felicitaron por nuestro trabajo y nos dieron las gracias por alertarles sobre la contaminación. El resto del día transcurrió sin problemas.

Mis nietos disfrutaron jugando en el mar ahora más limpio mientras yo observaba con satisfacción cómo aprendían una importante lección sobre responsabilidad ecológica. Al finalizar el día, antes de irnos a casa, mis nietos me abrazaron fuertemente. "Gracias abuelo por enseñarnos lo importante que es cuidar nuestro planeta", dijeron al unísono.

Sonreí felizmente y les recordé que ellos eran los verdaderos héroes del día. Les dije que siempre deben ser conscientes de su impacto en el medio ambiente y trabajar juntos para preservarlo.

Así terminó nuestro hermoso día de playa junto a mis valientes nietos Yose y Yair, quienes aprendieron que incluso en un pequeño gesto de limpieza pueden hacer una gran diferencia para proteger nuestro planeta.

FIN.

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