La aventura en el ático


Martu y Agus eran dos mejores amigas que vivían en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza. Un día, sus padres tuvieron que viajar por trabajo y ellas se quedaron solas en casa.

Estaban emocionadas por tener la oportunidad de pasar tiempo juntas sin ninguna distracción. Una tarde soleada, mientras jugaban a las escondidas, de repente se cortó la luz en toda la casa. El ambiente se volvió oscuro y silencioso.

Martu y Agus se miraron asustadas, pero decidieron no dejarse llevar por el miedo. —"Tranquilas" , dijo Martu tratando de parecer valiente. "Seguro es solo un corte de energía eléctrica". Agus asintió con temor pero intentó mantenerse positiva: "Sí, seguro pronto volverá la luz".

Decidieron buscar linternas para iluminar el lugar mientras esperaban a que regresara la electricidad. Mientras caminaban por los pasillos oscuros, escucharon ruidos extraños provenientes del sótano. -¿Escuchaste eso? -preguntó Martu nerviosa. -Sí...

creo que viene del sótano -respondió Agus con voz temblorosa. A pesar del miedo que sentían, decidieron investigar el origen de los ruidos valientemente. Descendieron las escaleras lentamente hasta llegar al sótano. Allí encontraron una vieja radio encendida, transmitiendo sonidos extraños y siniestros.

Martu tomó coraje y apagó rápidamente la radio: "¡Era solo esto! ¡No hay nada paranormal aquí!"Alivio invadió sus corazones, pero justo en ese momento, escucharon un chirrido proveniente del ático.

Las amigas intercambiaron miradas preocupadas y se dirigieron hacia las escaleras que conducían al misterioso lugar. Al abrir la puerta del ático, una ráfaga de viento frío sopló en sus rostros. Martu y Agus avanzaron con cautela mientras observaban a su alrededor.

De repente, notaron una figura sombría en una esquina. -¿Quién está ahí? -preguntó Martu temblorosa. La figura se dio vuelta revelando ser el gato vecino llamado —"Milo" . Era solo él jugando entre las cajas viejas y haciendo ruidos extraños.

Martu y Agus soltaron un suspiro de alivio pero decidieron aprovechar la oportunidad para explorar el ático juntas. Descubrieron objetos antiguos como libros, cuadernos dibujados por los antiguos dueños de la casa e incluso encontraron un mapa del tesoro hecho a mano.

Emocionadas por la aventura que tenían frente a ellas, decidieron seguir el mapa hasta encontrar un cofre escondido debajo de un árbol en el jardín trasero. Al abrirlo, descubrieron que estaba lleno de cartas y fotografías de sus abuelos cuando eran jóvenes.

Fascinadas por la historia detrás de cada objeto encontrado, Martu y Agus pasaron horas leyendo las cartas y riendo con las anécdotas compartidas por sus abuelos.

Se dieron cuenta de lo importante que era valorar a sus seres queridos y mantener vivas las historias familiares. Cuando finalmente regresó la electricidad, Martu y Agus se sintieron agradecidas por haber vivido una experiencia llena de misterio y aventura.

Aprendieron que el miedo puede ser superado cuando se enfrenta con valentía y que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay algo especial esperando ser descubierto. Desde ese día, Martu y Agus exploraron su creatividad juntas, escribiendo sus propias historias e imaginando nuevas aventuras.

Se convirtieron en las mejores amigas del mundo y siempre recordaron aquel día como uno de los más emocionantes de sus vidas.

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