La Aventura en el Bosque de Bariloche
Había una vez una familia que vivía en la ciudad, pero que siempre soñaba con escapar a un lugar donde pudieran estar rodeados de naturaleza y aventuras.
Un día, decidieron hacer realidad su sueño y se fueron de viaje al bosque de Bariloche. La emoción era palpable en el aire mientras conducían hacia su destino. Los niños, Gaspar y Alegría, no podían esperar para explorar el bosque y descubrir todos sus secretos.
Cuando finalmente llegaron, se instalaron en una pequeña cabaña rodeada de árboles altos y verdes praderas. Al principio todo parecía perfecto: los pájaros cantaban melodías hermosas, las ardillas saltaban por las ramas de los árboles y el aire fresco les llenaba los pulmones.
Pero pronto descubrieron que habían olvidado llevar suficiente comida para toda la semana. "¿Qué vamos a hacer ahora?" preguntó la mamá preocupada. "No te preocupes mamá" dijo Gaspar con determinación "vamos a salir a buscar comida".
Y así fue como comenzó la primera gran aventura de Gaspar y Alegría en el bosque de Bariloche. Armados con canastos vacíos salieron a caminar decididos a encontrar algo para comer.
Caminaron durante horas hasta que finalmente encontraron un manzano cargado de manzanas rojas brillantes. Rápidamente comenzaron a reagarrarlas cuando escucharon ruidos extraños detrás del arbusto cercano. "¡Cuidado!" gritó Alegría asustada "Creo que hay alguien ahí".
De repente apareció un oso enorme, con los dientes afilados y la mirada fija en ellos. Los niños temblaron de miedo y no sabían qué hacer. Pero entonces Gaspar recordó algo que su papá le había enseñado sobre cómo comportarse cuando se encuentra con un animal salvaje.
Lentamente comenzó a retroceder mientras sostenía el canasto de manzanas por encima de su cabeza. "Tranquilo oso, solo queremos las manzanas" dijo Gaspar con voz firme "No te haremos daño".
El oso los observó durante unos segundos más antes de dar media vuelta y desaparecer entre los árboles. Los niños respiraron aliviados y rápidamente tomaron algunas manzanas para llevar a casa. Cuando llegaron a la cabaña, la mamá estaba sorprendida y aliviada por verlos volver sanos y salvos.
Cocinaron una cena deliciosa con las manzanas que habían recolectado, compartieron historias emocionantes sobre sus aventuras en el bosque, y pasaron una noche tranquila bajo las estrellas.
Los días siguientes estuvieron llenos de nuevas aventuras: descubrieron arroyos cristalinos donde podían pescar truchas frescas para la cena, encontraron cuevas escondidas donde vivían murciélagos curiosos, e incluso aprendieron a encender fuego sin cerillos ni encendedores. Finalmente llegó el día en que debían regresar a casa.
Mientras empacaban sus mochilas llenas de recuerdos felices del bosque de Bariloche, Alegría dijo:"¡Qué viaje maravilloso! ¡Me encantaría volver algún día!"Gaspar sonrió y respondió:"¡Seguro que volveremos! Y la próxima vez, traeremos más manzanas".
Y así, la familia regresó a casa con el corazón lleno de alegría y la mente llena de aventuras. Aprendieron que siempre hay una solución para los problemas si se trabaja juntos y se mantiene la calma en situaciones difíciles.
Además, descubrieron lo emocionante que puede ser explorar nuevos lugares y aprender cosas nuevas.
FIN.