La aventura en el bosque de la tortuga atrapada



Había una vez un grupo de profesores y alumnos que vivían en la hermosa ciudad de Tandil. Todos ellos amaban la naturaleza y se sentían muy conectados con ella.

Los profesores eran muy sabios y enseñaban a los niños todo lo que sabían sobre el cuidado del medio ambiente, las plantas y los animales. Los alumnos, por su parte, estaban siempre dispuestos a aprender y se esforzaban por ser cada día mejores.

Un día, los profesores les dijeron a los alumnos que iban a hacer una excursión al bosque para observar la flora y fauna local.

Los niños estaban emocionados por esta aventura, pero también un poco asustados porque habían escuchado historias sobre animales peligrosos en el bosque. Cuando llegaron al bosque, los profesores les explicaron cómo debían comportarse para no dañar el ecosistema ni ponerse en peligro.

Les dijeron que debían caminar en silencio para no ahuyentar a los animales y que no debían tocar ninguna planta o animal sin permiso. Los niños siguieron las instrucciones de sus maestros al pie de la letra. Caminaron lentamente por el bosque, observando con atención todo lo que había a su alrededor.

Vieron árboles gigantes, flores hermosas e incluso algunos animales salvajes como ardillas y pájaros. De repente, uno de los niños vio algo brillante entre las hojas del suelo. Se acercó con curiosidad y descubrió una pequeña tortuga atrapada entre unas ramas secas.

El niño llamó a sus amigos para mostrarles lo que había encontrado. "¡Miren, una tortuga! ¿Podemos ayudarla a salir de aquí?" dijo el niño. Los profesores se acercaron para ver lo que había pasado.

Les explicaron a los niños que la tortuga estaba en su hábitat natural y que no debían tocarla ni sacarla de allí. Pero también les dijeron que podían ayudarla a liberarse de las ramas secas para que pudiera seguir su camino.

Los niños trabajaron juntos para mover las ramas y finalmente lograron liberar a la tortuga. La pequeña criatura salió corriendo hacia el bosque y todos los niños la siguieron con la mirada hasta que desapareció entre los árboles.

"¡Lo logramos! Ayudamos a un animalito!" exclamó uno de los niños emocionado. Los profesores sonrieron orgullosos al ver cómo sus alumnos habían aprendido tanto sobre el cuidado del medio ambiente y cómo habían actuado con responsabilidad y compasión hacia un animal necesitado.

Los niños también estaban contentos porque habían cumplido sus expectativas y demostrado su amor por la naturaleza.

Desde ese día, los alumnos siguieron aprendiendo cada vez más sobre el cuidado del medio ambiente y prometieron hacer todo lo posible para protegerlo siempre. Y así, gracias al esfuerzo conjunto de profesores y alumnos, Tandil se convirtió en una ciudad aún más hermosa donde todos vivían en armonía con la naturaleza.

FIN.

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