La Aventura en el Bosque de los Misterios
En un pueblo alejado, existía una Escuela muy especial llamada la Escuela Dragón. No era cualquier escuela, sino una donde los alumnos aprendían a manejar sus habilidades mágicas y a vivir en armonía con la naturaleza. En esa escuela había un grupo de amigos extraordinarios: un Perro que en realidad era un Cocodrilo con cabeza de Caracol, un Águila con anteojos y un Dragón que usaba armas de fuego solo para proteger a sus amigos.
Un día, mientras exploraban el cercano bosque, el Cocodrilo-cabeza-de-Caracol propuso:
"Che, chicos, ¿y si vamos hasta el Arroyo Castillo?"
"¡Buena idea! Nunca hemos estado allí antes!" exclamó el Dragón emocionado.
Así que, con una sonrisa en sus caras, se pusieron en marcha. Al llegar al arroyo, se encontraron con algo sorprendente: un viejo Auto de piedra que parecía antiguo y mágico, cubierto de musgo y flores. El Águila con anteojos voló más cerca para inspeccionarlo.
"Miren, parece que este auto quiere contarnos algo."
"¿Cómo puede un auto hablar?" dijo el Cocodrilo-cabeza-de-Caracol, muy incrédulo.
Pero el auto comenzó a vibrar y de pronto, una voz profunda salió de él:
"Hola, jóvenes aventureros. Soy el Auto Mágico de la Sabiduría. Si desean viajar a través de este bosque a lugares increíbles, deben resolver tres acertijos. ¿Aceptan el desafío?"
"¡Sí!" gritaron todos, llenos de entusiasmo.
El Auto de piedra sonrió y planteó el primer acertijo:
"Soy algo que puedes ver y tocar, pero no puedes coger. ¿Qué soy?"
"¡El agua!" dijo el Dragón, recordando el arroyo.
"Correcto. ¡Bien hecho! Ahora, el segundo acertijo: "Cuanto más quitas, más grande se vuelve. ¿Qué es?"
"¡Un agujero!" respondió rápidamente el Águila, ajustándose sus anteojos.
El Auto aplaudió con su motor:
"Perfecto. Ahora, el último acertijo: "¿Qué tiene un corazón que no late?"
"¡Una alcachofa!" dijo el Cocodrilo-cabeza-de-Caracol, muy seguro de su respuesta.
"Exacto, amigos. Han demostrado su inteligencia y bondad. Como recompensa, los llevaré a un lugar mágico donde aprenderán a proteger el bosque y a cuidar de sus habitantes."
Con un giro de sus ruedas de piedra, el auto los lanzó al aire y se transformaron en un torbellino de luces, llevándolos a un lugar espectacular sobre el bosque: una isla flotante llena de árboles que danzaban y animales que hablaban.
Allí, aprendieron a cuidar el bosque respetando a todos sus habitantes, a plantar semillas y a ayudar a los animales en problemas.
"Me encanta estar aquí, es como un sueño hecho realidad!" dijo el Dragón.
"¡Sí, y ahora sabemos que proteger la naturaleza es nuestra verdadera misión!" agregó el Cocodrilo-cabeza-de-Caracol.
Después de un día maravilloso, el Auto de piedra les dijo:
"Ahora que han aprendido esta lección valiosa, es momento de regresar. Pero recuerden, siempre que necesiten ayuda, pueden volver aquí."
Los cuatro amigos regresaron a su mundo, decididos a aplicar lo que habían aprendido. Desde ese día, organizaron campañas para limpiar el bosque, cuidaron de los animales y le enseñaron a otros niños cómo respetar la naturaleza.
Y así, el Perro-Cocodrilo con cabeza de Caracol, el Águila con anteojos y el Dragón se convirtieron en los guardianes del bosque, protectores de la alegría y la amistad, enriqueciendo sus corazones con cada aventura juntos.
FIN.