La Aventura en el Bosque y el Monstruo Carton Cat



Era un hermoso día en el pueblo de San Membrillo. Thiago, un niño muy curioso, decidió ir a jugar al bosque con sus amigos, Karim y otros compañeros de la escuela. El sol brillaba y los pájaros cantaban.

"¡Vamos a construir una cabaña de ramas!" propuso Thiago emocionado.

"¡Sí!" gritaron todos al unísono.

Después de horas de risas y trabajo en equipo, por fin lograron hacer una pequeña cabaña con las ramas y hojas que encontraron. El tiempo pasó volando y, mientras el sol comenzaba a esconderse, se dieron cuenta de que se había hecho de noche.

"Che, ¿no se supone que tenemos que volver?" dijo Karim, temblando un poco de frío.

"¡Tranquilos! Aún no ha pasado nada, solo es un poco de oscuridad," respondió Thiago, aunque él mismo no estaba tan seguro.

Tan pronto como cayó la noche, un ruido extraño comenzó a resonar entre los árboles. Los niños se miraron preocupados.

"¿Escuchan eso?" preguntó uno de los amigos.

De repente, una sombra enorme apareció entre los árboles. Era un monstruo llamado Carton Cat, que tenía un aspecto raro, con patas largas y un cuerpo hecho de cartón.

"¡Ayuda!" gritó otro niño. "¿Qué es eso?"

"¡Corran!" exclamó Thiago. Los niños comenzaron a correr en direcciones diferentes, tratando de escapar del monstruo.

Mientras todos corrían y buscaban refugio, Thiago recordó la cabaña que habían construido. "¡Vámonos a la cabaña! Ahí estamos más seguros!"

Llegaron a la cabaña rápidamente y se encerraron dentro. Sentían sus corazones latir rápidamente y el miedo los envolvía.

"¿Qué haremos ahora?" preguntó Karim, asustada.

"No lo sé, pero tenemos que pensar en algo," respondió Thiago, decidido a encontrar una solución.

Cuando el sonido del monstruo se acercó, Thiago tuvo una idea. "¿Y si hacemos ruido para distraerlo?" propuso.

"¿Cómo?" preguntó otro niño.

"Podemos cantar. A Carton Cat no le gustarán nuestras voces y se irá" dijo Thiago con confianza.

"Está bien, pero ¿y si no funciona?" cuestionó Karim, un poco escéptica, pero decidida a intentarlo.

Volvieron a juntar fuerzas, se tomaron de las manos y comenzaron a cantar a todo pulmón. La melodía era divertida y alegre, y poco a poco, la tensión se disipó. Lo que no sabían era que Carton Cat también estaba curioso y se asomó a escuchar.

"¡Sigamos cantando!" gritó Thiago, emocionado.

Y así continuaron, cantando con toda su energía. Para su sorpresa, Carton Cat dejó de ser amenazante. Se sentó en el suelo, moviendo su cola de cartón al ritmo de la canción.

"¡Eso es! Parece que le gusta la música", dijo Karim, riendo un poco.

A medida que cantaban, el monstruo se fue desvaneciendo y en su lugar apareció un gran león de cartón, que se presentó como el amigo de Carton Cat.

"Hola, soy Carton Lion. Tiene que ser un momento divertido, ¡no uno aterrador! Carton Cat a veces se siente solo y no sabe cómo jugar," dijo el león con una sonrisa.

"¿Así que sólo quería jugar?" preguntó Thiago, aún un poco confundido.

"Sí, exactamente. Pero no sé cómo hacer amigos. Solo asusto a los niños porque pienso que así me prestan atención", explicó Carton Cat, ahora más calmado.

Thiago y el resto de los niños se miraron y decidieron ayudar.

"¿Queres jugar con nosotros, Carton Cat?" preguntó Karim.

"Sí, adoraría eso!" exclamó Carton Cat, ahora muy feliz.

Así que comenzaron a jugar juntos, creando juegos divertidos con lo que había en el bosque mientras hacían amigos.

Esa noche, los niños aprendieron que a veces las cosas que parecen aterradoras no son realmente malas. Solo necesitan una oportunidad para demostrar quiénes son realmente.

Luego de pasar un buen rato con sus nuevos amigos, los niños decidieron que era hora de volver a casa, llevando consigo no solo la experiencia de haber superado sus miedos, sino una gran amistad con Carton Cat y Carton Lion.

"¿Volvemos a encontrarnos otra noche?" preguntó Thiago emocionado.

"¡Sí! Para cantar juntos y jugar!" dijeron juntos todos los niños.

Y así, Thiago, Karim y sus amigos aprendieron que con comprensión y amistad, hasta los monstruos podían convertirse en buenos compañeros.

El bosque nunca volvió a ser un lugar aterrador para ellos y, desde ese día, siempre fueron a buscar a sus amigos cartones.

Y colorín colorado, esta aventura ha terminado.

FIN.

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