La Aventura en el Cole
Era una mañana brillante y soleada en el barrio de Pedro y Julián. La mamá de los chicos, con su sonrisa luminosa, les dijo: "¡Vamos al cole, chicos!"
Pedro, el mayor, tenía miedo de no conocer a nadie en su nuevo curso. "Mamá, ¿y si no hago amigos?" expresó con un susurro tímido. Julián, el más pequeño, miró a su hermano con sus grandes ojos curiosos. "¡Yo quiero hacer amigos!"
Mientras caminaban, mamá les contó que había una actividad especial en la escuela: una feria de ciencias. "Así que van a poder mostrar sus proyectos y además habrá muchos juegos", les dijo con complicidad.
Pedro se sintió un poco mejor. "¿Qué proyecto podemos hacer, Juli?"
Entonces, Julián se iluminó y dijo: "¡Podemos hacer un volcán que erupte!"
"¡Eso sería increíble! Pero necesitamos materiales..." pensó Pedro, su mente ya maquinando. Mientras cruzaban la plaza, Pedro vio un grupo de chicos jugando al fútbol y sintió un nudo en el estómago.
"Mamá, no sé si me atrevo a acercarme a ellos..." dijo, dudando.
"Está bien, hijo. Pueden ser amigos o quizás estén esperando a alguien más. Pero hay una variedad de juegos en la feria, ¿qué te parece si vamos a verlos?"
A pesar de su miedo, la respuesta de mamá lo animó. "¡Está bien!"
Al llegar a la escuela, la mamá les dio un tierno apretón de manos. "Recuerden, chicos, no hay que tener miedo de ser ustedes mismos.
Hablen con los demás y compartan sus ideas. ¡Hoy es un gran día para hacer amigos!"
Con su mamá dándoles seguridad, Pedro y Julián se acercaron a la entrada. Al instante, se encontraron con Sofía, una chica de su curso que llevaba una camiseta con un dibujo de un volcán.
"¡Hola! Estoy haciendo un volcán para la feria, ¿ustedes también?" preguntó Sofía con una sonrisa.
Julián, entusiasmado, exclamó: "¡Sí! ¡El nuestro va a hacer erupción con bicarbonato!"
Pedro se dio cuenta de que era el momento perfecto. "¿Te gustaría que trabajemos juntos?"
Sofía miró a ambos, entusiasmada. "¡Sí! Sería genial tener más ayuda. Podemos crear uno gigante y hacer que explote en la feria. Pero también necesitamos más materiales. ¿Alguien tiene vinagre?"
Mientras discutían sus ideas, un grupo de chicos del otro lado del patio miraba. Inspirado por su energía, Pedro finalmente se atrevió a acercarse. "¿Chicos, ustedes tienen vinagre?"
Uno de ellos, un niño llamado Lucas, respondió: "Sí, tenemos. Pero solo si nos dejan ser parte del experimento. ¡Hagamos un volcán en la plaza!"
Pedro sintió como si una chispa lo encendiera. "¡Buena idea! Cuantos más, mejor."
La mamá de Pedro y Julián observaba desde lejos, contenta de ver a sus hijos integrándose.
La hora pasó volando y antes de que se dieran cuenta, los chicos se habían unido para armar un equipo de experimentación. Estaban todos entusiasmados, compartiendo risas y anécdotas mientras construían el volcán.
Lucas, con un tono desafiante, dijo: "¡Hagamos la erupción más grande que haya existido!"
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FIN.