La Aventura en el Jardín
Había una vez, en un pequeño barrio de Argentina, una niña de tres años llamada Luna. Era una niña llena de alegría y risas, siempre explorando su entorno.
Su mayor tesoro era su gato Tomás, un hermoso felino de color blanco que siempre estaba a su lado. Luna cuidaba a Tomás con todo su corazón. nn"- ¡Mirá Tomás, hoy vamos al veterinario!" - decía Luna con una gran sonrisa mientras lo acariciaba.
Era su manera de asegurarse de que siempre estuviera sano y feliz. Una tarde soleada, después de visitar al veterinario, Luna decidió llevar a Tomás a dar un paseo por su jardín. nnLa pequeña estaba emocionada. "-¡Vamos a jugar!" - gritó mientras comenzaba a correr entre las flores.
Tomás la seguía, saltando juguetonamente detrás de ella. De repente, Luna se detuvo al ver algo inusual. nn"- ¿Qué es eso?" - preguntó sorprendida, señalando hacia un arbusto. Tomás, con curiosidad de gato, se acercó lentamente.
nnCuando llegaron al arbusto, Luna se agachó y, para su sorpresa, descubrió un pequeño grupo de mariposas. Las mariposas eran de colores brillantes y revoloteaban alegremente alrededor de las flores. nn"- ¡Mirá Tomás, ¡mariposas!" - exclamó entusiasmada.
Tomás se puso a jugar con ellas, saltando de un lado a otro, intentando atraparlas. nnPero en medio de la emoción, una mariposa de color amarillo voló más allá del jardín, y Tomás, sin pensarlo, salió corriendo detrás. nn"- ¡Tomás, vuelve!" - gritó Luna asustada.
Al ver que Tomás se alejaba, Luna sintió un apretón en su corazón. nnDecidida a no perder a su querido amigo, Luna empezó a buscarlo. "- Tomás, Tomás, ¿dónde estás?" - llamaba mientras corría a través del jardín.
Su madre, que estaba regando las plantas, la vio y se acercó rápidamente. nn"- Luna, ¿qué pasó?" - preguntó su madre con preocupación. nn"- Se fue detrás de una mariposa... ¡tengo que encontrarlo!" - dijo Luna con determinación.
Su madre le dio una sonrisa de apoyo. "- Vamos a buscarlo juntas, cariño. ¡No te preocupes!" nnMientras buscaban, Luna y su mamá llamaban a Tomás. Tras un rato de búsqueda, llegaron cerca del árbol más grande del jardín. nnDe repente, escucharon un maullido.
Era Tomás, y estaba atrapado en algunas ramas. nn"- ¡Tomás!" - gritó Luna. Con cuidado, su mamá ayudó a liberar a Tomás. La pequeña lo abrazó con alegría. "- ¡Te encontré!" nnAliviada, Luna decidió que debía cuidar aún más de Tomás.
"- No debo dejarte ir tan lejos otra vez, porque te quiero mucho" - le dijo mientras lo acariciaba.
nnDesde ese día, Luna aprendió que cuidar de sus seres queridos no solo era alimentarlos y llevarlos al veterinario, sino también estar siempre atentos a su seguridad. Además, Tomás, aunque aventurero, se quedó siempre cerca de Luna. nnY así, los días pasaron llenos de juegos, risas y aventuras.
Después de cada paseo en el jardín, Luna recordaba lo importante que era cuidar de su amigo, y Tomás nunca dejó de ser su compañero fiel. Juntos, siguieron explorando el mundo lleno de maravillas, siempre aprendiendo y creciendo uno al lado del otro.
n¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!
FIN.