La Aventura en el Jardín Encantado
En un hermoso jardín, lleno de flores de todos los colores, vivía una mariposa llamada Lila. Lila era muy curiosa y siempre volaba de aquí para allá, disfrutando de la belleza del mundo que la rodeaba. Un día, mientras daba vueltas, notó algo peculiar en la esquina del jardín.
"¡Hola, Flor! ¿Qué te pasa?" - le preguntó Lila a una flor amarilla que parecía un poco triste.
"Hola, Lila. Estoy sola aquí, mientras todas mis amigas flores ya tienen visitantes" - respondió la flor con un susurro.
Lila sintió un impulso de ayudar.
"¡No te preocupes! Te traeré amigos. ¡Voy a buscar a abeja Clara!" - exclamó, extendiendo sus coloridas alas.
Con un rápido aleteo, Lila voló hacia la colmena donde vivía Clara, la abeja trabajadora.
"¡Clara! ¿Podés venir al jardín? La flor amarilla necesita compañía" - pidió Lila entusiasmada.
"¡Claro que sí! Pero también necesito un poco de néctar para mis amigas en la colmena. ¿Podemos hacerlo juntas?" - propuso Clara.
Lila pensó por un momento.
"¡Genial! Puede que encontremos más flores que también necesiten amigos. Vamos a buscar" - dijo.
Así, las dos amigas decidieron explorar el jardín. Mientras más flores visitaban, más se daban cuenta de que varias de ellas se sentían solas, esperando un poco de compañía. Lila y Clara se pusieron a trabajar.
"Cada flor que visitemos, colectamos un poco de néctar y vamos presentando a las flores entre sí" - sugirió Lila.
Así fue como, tras un día agotador pero divertido, lograron llenar el barril de Clara con néctar y, al mismo tiempo, hicieron que las flores conversaran y rieran unas con otras.
"¡Esto es increíble, Clara! Ahora hay un festival de risas en el jardín" - exclamó Lila, viendo cómo las flores se unían en charlas animadas.
Pero justo cuando pensaban en volver a la colmena, notaron que las nubes comenzaban a oscurecer el cielo. Lila se preocupó.
"No podemos quedarnos aquí mucho más tiempo, ¡una tormenta se avecina!" - gritó.
"¡Volvamos rápido a mi casa en el árbol! Podemos refugiarnos ahí" - dijo Clara, quien conocía el camino.
Volaron a toda prisa hacia una gran casa del árbol ubicada en la parte más alta del jardín. Cuando llegaron, encontraron un lugar acogedor y cálido, lleno de miel y flores secas que Clara había recolectado para alimentar a la colmena.
"Aquí estaremos seguras hasta que pase la tormenta" - dijo Clara.
Las flores se unieron a ellas en la casa del árbol.
"Gracias, Lila y Clara, por ser tan amables. Nuestras risas no habrían sucedido sin ustedes" - comentó la flor amarilla, que ahora lucía radiante.
La tormenta pasó, y al salir, el jardín parecía aún más hermoso, todo brillando con el agua de lluvia.
"Miren, todo está renaciendo y creciendo" - dijo Lila.
Clara sonrió.
"Y tenemos un nuevo jardín lleno de compañeros para cada una de las flores" - añadió.
De ese día en adelante, Lila y Clara continuaron organizando sus aventuras para unir a las flores y a los habitantes del jardín. Anteriormente solitarias, ahora todas disfrutaban juntas. Aprendieron que la amistad ilumina hasta los días más oscuros y que ser curioso y ayudar a los demás pueden transformar el mundo que nos rodea.
Y así, con cada nueva historia en el jardín encantado, la mariposa, la flor, la abeja y todos los amigos se unieron para aprender unos de otros, haciendo del jardín un lugar mágico para vivir. Fin.
FIN.