La Aventura en el Laboratorio de Computación



Era un lunes soleado en el colegio San Pedro de Barquisimeto. Los alumnos estaban ansiosos porque era el día de la clase de computación. La profesora Camila, conocida por su energía y simpatía, había preparado una sorpresa especial para todos.

"¡Buenos días, chicos!" - saludó Camila con una gran sonrisa. "Hoy vamos a hacer algo distinto. Pero primero, ¿quién recuerda las normas del laboratorio de computación?"

Un silencio llenó el aula mientras todos los alumnos pensaban. Camila sonrió y comenzó a enumerarlas.

"Primero, ¡siempre debemos cuidar de las computadoras y no comer ni beber cerca de ellas!"

"También, ¡nada de hacer ruidos fuertes!" - agregó Víctor, un alumno muy aplicado.

"Exactamente, Víctor. Y no olvidar nuestra norma más importante: ¡ayudarnos unos a otros!" - concluyó Camila.

Con las normas claras, Camila eraboere que sería una clase muy especial. "Hoy programaremos un juego en equipos. El equipo que logre completar su juego primero, ¡ganará un premio!"

Los alumnos se dividieron en equipos. José y Máximo se unieron al equipo de Víctor, y juntos comenzaron a idear su juego.

"¿Y si hacemos un juego de aventuras?" - sugirió José, emocionado.

"¡Sí! Con dragones y tesoros" - agregó Máximo, con brillo en los ojos.

Mientras trabajaban, se dieron cuenta de que la computadora tenía un problema.

"¡No puedo creerlo! La computadora se apagó sola" - comentó Víctor, preocupado.

"No se preocupen, chicos. Recordemos nuestra primera norma: ¡ayudarnos unos a otros!" - respondió Camila, que había estado escuchando.

Los chicos se acercaron a la computadora y, tras un pequeño esfuerzo en grupo, lograron reiniciarla.

"¡Funciona!" - gritó José, lleno de entusiasmo.

"Sí, ¡vamos a programar nuestro juego!" - respondió Máximo.

El tiempo pasó volando y, tras muchas risas y trabajo en equipo, lograron crear su juego de aventuras. Pero cuando llegó el momento de probarlo, se dieron cuenta de que había un error.

"Oh no, el dragón no está saliendo del castillo" - lamentó Víctor.

"No hay problema, ¡lo podemos arreglar!" - dijo Camila con confianza.

Juntos, revisaron el código, y con la colaboración de todos, lograron corregir el error. Cuando finalmente probaron el juego, el dragón salió del castillo y la pantalla brilló con fuegos artificiales virtuales.

Los chicos se abrazaron, emocionados.

"¡Lo logramos!" - gritó José.

"¡Esto es increíble!" - exclamó Máximo.

Camila miró orgullosa a sus alumnos.

"Esto es un claro ejemplo de lo importante que es trabajar en equipo y seguir las normas. ¡Son un gran grupo!"

Al final de la clase, Camila entregó a cada equipo un pequeño premio.

"Recuerden que más allá de ganar o perder, lo más importante es haber disfrutado y aprendido juntos. ¡Yo estoy muy orgullosa de ustedes!" - les dijo.

Y así, los chicos aprendieron que, si bien las normas son importantes, lo que realmente marca la diferencia es la colaboración y el espíritu de equipo. En métodos, la próxima clase de computación se convertiría en una gran aventura para todos ellos.

FIN.

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