La aventura en el pozo


María y Juana eran dos grandes amigas que siempre estaban dispuestas a vivir aventuras juntas. Un caluroso día de verano, decidieron ir a la pileta para refrescarse.

- ¡Qué emocionante será pasar el día en la pileta! - exclamó María con entusiasmo. - Sí, estoy ansiosa por nadar y divertirnos - respondió Juana sonriendo. Cuando llegaron a la pileta, notaron que había un pozo profundo en un rincón del lugar.

Aunque estaba prohibido acercarse, Juana no pudo resistirse a curiosear más de cerca. - María, ¿viste ese pozo? Me pregunto qué habrá ahí abajo - dijo Juana con curiosidad. - No sé, pero debemos tener cuidado. Está prohibido acercarse - advirtió María preocupada.

Pero antes de que pudieran darse cuenta, Juana tropezó y cayó al pozo profundo sin poder agarrarse de nada. - ¡Juana! - gritó María desesperada mientras corría hacia el pozo.

María miró hacia abajo y vio a su amiga asustada dentro del oscuro hoyo. Sin pensarlo dos veces, decidió buscar ayuda rápidamente.

Corrió hasta donde se encontraba el salvavidas del lugar y le explicó lo sucedido enseguida:- ¡Por favor, necesito tu ayuda! Mi amiga cayó al pozo profundo y necesita ser rescatada cuanto antes. El salvavidas escuchó atentamente las palabras de María y reunió rápidamente a un grupo de personas para ayudar en el rescate. Mientras tanto, Juana estaba asustada pero intentaba mantener la calma.

En el fondo del pozo, encontró una pequeña abertura por donde podía ver un rayo de luz. Se dio cuenta de que había una salida y decidió no rendirse. - María, estoy bien - gritó Juana esperanzada-.

¡Voy a buscar una forma de subir! En ese momento, las personas llegaron al lugar del accidente con cuerdas y equipos para rescatar a Juana. Pero cuando miraron hacia abajo, se sorprendieron al ver que ella ya no estaba allí.

- ¿Dónde está Juana? - preguntó el salvavidas desconcertado. María sonrió mientras señalaba hacia un rincón del pozo:- ¡Miren! ¡Juana encontró una salida por sí misma! Todos miraron asombrados cómo Juana emergía victoriosa desde la abertura en el suelo del pozo.

- ¡Lo logré! - exclamó Juana emocionada mientras era recibida con aplausos y abrazos. Después de ese incidente, María y Juana aprendieron una valiosa lección juntas: nunca deben acercarse a lugares peligrosos sin autorización ni tomar riesgos innecesarios.

Desde entonces, se prometieron cuidarse mutuamente y siempre estar atentas a los peligros que puedan surgir. Juntas vivieron muchas más aventuras emocionantes pero seguras. Y así fue como María y Juana demostraron que la amistad verdadera siempre puede superar cualquier obstáculo.

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