La Aventura en el Zoológico del Primero A



Era un día brillante y soleado cuando los niños y niñas del primero A se preparaban para su excursión al zoológico. Con sus mochilas llenas de snacks y sus corazones rebosantes de emoción, todos esperaban ansiosos al colectivo que los llevaría a vivir una experiencia inolvidable.

"¿Quién está listo para ver a los leones?" - preguntó la maestra Clara, mientras revisaba su lista de alumnos.

"¡Yo! ¡Yo!" - gritaba Lauti, saltando de un pie al otro.

"Yo quiero ver a los elefantes, son mis favoritos" - dijo Sofía, con una gran sonrisa.

Cuando finalmente llegaron al zoológico, la emoción era palpable. El grupo se dividió según sus intereses. Mientras algunas niñas iban hacia los elefantes, otros corrían emocionados hacia la sección de los felinos.

"Vamos a ver a los leones primero" - decía Leo, guiando a un grupo de amigos. Ellos estaban desesperados por ver a la majestuosa bestia que había sido rey de la selva.

Cuando llegaron a la jaula de los leones, vieron a un enorme león tumbado bajo la sombra.

"¡Miren lo grande que es!" - dijo Tomi, asombrado.

"Es impresionante, pero parece que tiene sueño" - comentó Vale.

"Sí, a los leones les gusta descansar mucho" - explicó la maestra Clara, recordando una lección sobre la vida salvaje.

Después de observar a los leones, el grupo decidió ir a ver a los elefantes. Al acercarse, pudieron escuchar el suave trompeteo de los majestuosos animales.

"¡Elefantes! ¡Elefantes!" - gritaba Sofía, señalando con los brazos.

"Miren, están jugando entre ellos" - dijo Naty, con una risa contagiosa.

Los elefantes estaban rociándose agua y revolcándose en el barro, y todos disfrutaron de la escena. La maestra Clara les explicó que el barro ayuda a los elefantes a proteger su piel del sol y de los insectos.

"¿Es verdad que los elefantes nunca olvidan?" - preguntó Leo.

"Exactamente"  - respondió la maestra. "Son muy inteligentes y tienen una memoria excepcional".

"¿Cuánto pueden pesar?" - preguntó Lauti.

"Pueden pesar entre 4 y 6 toneladas, que es como tres autos grandes juntos" - sonrió Clara.

Mientras tanto, el grupo se dio cuenta de que las actividades del zoológico empezaban a cambiar. Había un león que parecía tener problemas, se movía inquieto y a veces se acercaba a la reja. El responsable del zoológico se acercó rápidamente.

"Todo está bien, chicos, el león está un poco inquieto porque hoy tiene su chequeo médico. Es normal, no se preocupen" - dijo el cuidador, tratando de tranquilizarlos.

Los niños observaron fascinados cómo el cuidador daba instrucciones a otras personas para ayudar al león. Unos minutos más tarde, el león volvió a tranquilizarse, y todos laplaudieron cuando el cuidador les agradeció por su paciencia.

"¡Qué valiente es el león!" - exclamó Sofía.

"Sí, y lo importante es que aquí hay personas que se preocupan por ellos" - dijo la maestra Clara, mientras guiaban a sus alumnos hacia la siguiente parada, el aviario.

La visita continuó con más sorpresas: aves de colores vibrantes, tortugas que pareces querer contar historias y hasta una serpiente gigante. Cada encuentro era una oportunidad para aprender algo nuevo, algo que los maestros se aseguraron de recordarles.

Al final de la jornada, todos sabían que habían aprendido mucho, no solo sobre los animales, sino sobre la importancia de cuidarlos y respetar su hábitat.

"Hoy fue el mejor día de mi vida", dijo Lauti mientras regresaban al colectivo.

"Sí, quiero volver a visitar a todos mis nuevos amigos" - agregó Sofía.

"¡Y a los leones también!" - rió Vale.

Así, regresaron a la escuela con historias que contar, un corazón más grande y un compromiso renovado con la conservación de la naturaleza. Los niños del primero A se despidieron del zoológico con la promesa de cuidar siempre de los animales y de compartir lo aprendido con sus familias.

"¡Prometido!" - dijeron todos a coro, antes de que el colectivo comenzara su recorrido de vuelta.

Y así, la visita al zoológico se convirtió en una aventura inolvidable, llena de aprendizaje y amistad, que ellos llevarían por siempre en su corazón.

FIN.

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