La Aventura en la Biblioteca Mágica



En una pequeña ciudad de Argentina, había una escuela llamada 'Escuela del Futuro'. Allí, todos los días, los niños se reunían para aprender, divertirse y, sobre todo, ser amigos. La escuela tenía una biblioteca muy especial, llena de libros que parecían susurrar secretos entre las páginas.

Un día, en el recreo, tres amigos: Lila, Tomás y Sofía, decidieron que querían explorar la biblioteca para descubrir nuevos mundos.

"¿Viste lo que dice el cartel de la biblioteca?" - preguntó Lila emocionada.

"¡Sí! ¡Dicen que hay libros que te llevan a aventuras mágicas!" - respondió Sofía con los ojos brillantes.

"Entonces, ¿vamos a investigar?" - dijo Tomás con una gran sonrisa.

Los tres amigos se adentraron en la biblioteca, donde su maestra, la señora Rosa, los recibió con una sonrisa.

"¡Hola, chicos! ¿Qué buscan hoy?" - preguntó la señora Rosa.

"Queremos encontrar un libro mágico que nos lleve a una aventura" - contestó Lila, agotando la posibilidad de que le pregunten sobre los estudios.

La señora Rosa les sonrió con complicidad.

"Creo que tengo justo lo que necesitan. Sigan ese estante de allá" - indicó señalando un rincón poco iluminado de la biblioteca.

Los amigos se acercaron al estante y sacaron un libro que brillaba.

"¡Miren! Este tiene una portada dorada y brilla como si estuviera alive!" - dijo Sofía mientras acariciaba la tapa.

No podían resistirse, abrieron el libro y de repente, una luz los envolvió. Cuando la luz se disipó, se encontraron en un bosque encantado.

"¿Dónde estamos?" - preguntó Tomás, asombrado.

"¡Esto es increíble! ¡Es un mundo de cuento!" - exclamó Lila.

Mientras exploraban, un zorro parlante apareció ante ellos.

"Hola, viajeros. Soy Zorro Sabio. Este bosque necesita su ayuda. Un dragón ha robado los colores y la alegría de nuestra tierra" - les explicó el zorro.

"¿Cómo podemos ayudar?" - inquirió Sofía.

Zorro Sabio les entregó un mapa y les contó que debían encontrar cuatro cristales de colores escondidos en diferentes lugares del bosque.

"Cada cristal simboliza un valor: respeto, amistad, amor y diversión" - les explicó.

Lila, Tomás y Sofía se miraron, sintiendo el desafío aventurero.

"Vamos a encontrar esos cristales y devolverles la alegría a este bosque" - dijo Tomás con firmeza.

El primer cristal estaba en un lago brillante.

"¡Cuidado!" - advirtió Lila.

"Debemos mostrar respeto a las criaturas del lago para poder obtener el cristal" - añadió Sofía.

Lograron convencer a un grupo de ranas de que los ayudarían a cruzar, mostrando su respeto hacia ellas. Al hacerlo, las ranas les entregaron el primer cristal.

Siguieron su camino y llegaron a un campo de flores, donde debían conseguir el segundo cristal.

"¡Debemos jugar con las flores!" - exclamó Lila.

"¡Sí! Ellas son amigas de los animales" - concordó Tomás.

Jugando y riendo, lograron que las flores florecieran con más colores, y del suelo emergió el segundo cristal.

La siguiente parada fue una montaña. Al escalarla, se encontraron con un viejo árbol que parecía triste.

"¿Qué te pasa?" - preguntó Sofía.

El árbol respondió:

"He estado solo mucho tiempo. Nadie me visita".

"¡Nosotros te hacemos compañía!" - dijo Lila.

"Eso es amor, y te prometemos volver siempre" - aseguró Tomás.

Con el amor verdadero, el árbol les regaló el tercer cristal.

Finalmente, encontraron el último cristal en una cueva oscura.

"Aquí debemos divertirnos para encontrarlo" - sugirió Lila.

Con cantos y risas, el eco del lugar resonaba, y un pequeño dragón salió volando, les gustó su alegría y les entregó el cristal dorado.

"¡Los colores han vuelto!" - exclamó Zorro Sabio al ver los cristales reunidos.

Los amigos usando los cristales, la alegría y los colores regresaron al bosque.

"Gracias a ustedes, el bosque vuelve a vivir de nuevo" - dijo el zorro, agradecido.

De repente, los chicos sintieron que el bosque comenzaba a desvanecerse.

"¡No!" - gritó Sofía.

"¡Queremos seguir aquí!" - añadió Lila.

El zorro sonrió.

"Siempre podrán regresar a visitar, solo al abrir el libro mágico y recordar los valores que han aprendido: respeto, amistad, amor y diversión".

Poco después, se encontraron de vuelta en la biblioteca, aún con brillo en los ojos.

"¡Eso fue increíble!" - exclamó Tomás.

"Sí, y todo gracias a los valores que compartimos" - concluyó Sofía.

La señora Rosa los observaba con una gran sonrisa, contenta de ver que el amor y la amistad ayudaban a estos pequeños aventureros en su travesía.

"Cada vez que lean un libro, pueden vivir aventuras únicas, pero no olviden la importancia de los valores en el camino" - les recordó.

Los tres amigos sureños aprendieron que la verdadera magia no solo vive en los libros, sino también en el respeto y amor que se dan entre ellos y se llevan a casa cada día.

"Volvamos mañana a seguir explorando!" - propuso Lila mientras salían de la biblioteca, ya planeando su próxima aventura.

Y así, cada día en la 'Escuela del Futuro' se convertía en una nueva oportunidad de aprender, en un viaje lleno de magia, risas y valores que siempre acompañarían a sus corazones.

FIN.

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