La Aventura en la Escuela Abandonada



Era un día nublado y los estudiantes del colegio San Martín estaban emocionados por el paseo de fin de semana. Sin embargo, en el último minuto, la maestra de historia, la señora García, canceló el viaje a la granja intergaláctica y propuso explorar la vieja escuela abandonada de la ciudad. Los chicos, muy curiosos y un poco inquietos, aceptaron con entusiasmo.

"- ¿Están listos para la aventura?" preguntó la señora García sonriendo.

"- ¡Sí!" respondieron todos al unísono.

Cuando llegaron a la escuela, el ambiente se tornó extraño. La puerta chirriaba como si tuviera miedo de abrirse, y la pintura descascarada parecía contar historias de un pasado olvidado.

"- Este lugar se ve un poco... tenebroso," comentó Lucas, el más valiente del grupo.

"- No hay que tener miedo. Siempre hay que aprender cosas nuevas!" dijo Ana, la más inquieta.

Mientras exploraban los pasillos oscuros y llenos de telarañas, descubrieron un viejo aula llena de pupitres cubiertos de polvo.

"- Miren esto!" gritó Lucas mientras levantaba un cuaderno desgastado.

"- ¿Qué dice?" preguntó Ana, acercándose.

Lucas comenzó a leer: "Esta escuela fue cerrada por extraños sucesos. Se dice que, en las noches de luna llena, una sombra vaga por los pasillos, protegiendo un tesoro escondido..."

"- ¡Eso suena increíble!" exclamó Ana, con ojos brillantes.

"- Pero suena un poco aterrador también," admitió Martín, el más miedoso del grupo.

"- No se preocupen, solo es una leyenda," tranquilizó la señora García.

Sin embargo, la noche comenzó a caer y el ambiente se tornó aún más inquietante. Los niños decidieron que debían salir, pero de repente, la puerta principal se cerró de golpe.

"- ¡La puerta no abre!" gritó Lucas.

"- Debemos encontrar otra salida!" sugirió Ana.

Los chicos comenzaron a buscar entre las oscuras aulas. Pero, en el camino, encontraron una figura de sombra que parecía observarlos desde lo lejos.

"- ¿Vieron eso?" preguntó Martín, temblando.

"- ¡Es solo nuestra imaginación!" dijo Ana, tratando de calmar al grupo.

Siguieron adelante y llegaron a la biblioteca. Allí encontraron un mapa antiguo.

"- ¡Miren esto!" dijo Lucas. "Podría ser el mapa del tesoro que protege la sombra!"

"- O podría ser el mapa para encontrarnos con la sombra," respondió Martín, asustado.

Decididos a ser valientes, aceptaron el reto. Comenzaron a seguir el mapa, que los llevó a un viejo laboratorio de ciencias. Al entrar, el sonido de cristales quebrándose hizo eco en la habitación.

"- ¡Eso fue raro!" exclamó Martín.

"- Puede que la sombra esté cerca," dijo Ana, nerviosa.

Mientras estaban en el laboratorio, la sombra apareció. Era alta y delgada, pero parecía más triste que aterradora.

"- ¿Por qué están aquí?" preguntó con una voz suave.

"- Venimos a ayudar!" respondió Ana, sorprendiendo a todos.

La sombra les explicó: "Estuve protegiendo este lugar durante años. La escuela no debería ser un lugar de miedo, sino un lugar de aprendizaje y alegría. El tesoro que custodia no es oro, sino el conocimiento y las historias de quienes alguna vez enseñaron aquí. Necesito que lo compartan con el mundo para que mi misión termine y pueda descansar en paz."

Los chicos, emocionados, se dieron cuenta de que su tarea era devolver la historia de la escuela a la comunidad.

"- Te prometemos que lo haremos!" dijo Lucas con determinación.

La sombra sonrió y, al hacerlo, comenzó a desvanecerse, iluminando todo el aula con una luz cálida.

"- ¡Debemos ir a contarle a todos!" exclamó Ana.

Finalmente, lograron abrir la puerta y salir. De regreso en la escuela, contaron su experiencia y todos en la comunidad se interesaron en la historia de la antigua escuela. Organizándose, comenzaron a arreglar el lugar para que volviera a ser un espacio de aprendizaje.

Con el tiempo, la vieja escuela se renovó y se convirtió en un centro cultural donde todos los chicos pudieron aprender sobre su historia, las leyendas y la importancia de compartir el conocimiento.

Así, la sombra encontró la paz y los estudiantes aprendieron que, a veces, el verdadero tesoro no son las riquezas materiales, sino el amor por el conocimiento y la historia.

FIN.

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