La Aventura en la Escuela N 11
Era un día soleado en la Escuela N° 11, y cuatro amigos inseparables: Camila, Luciana, Tadeo y Cristofer, se preparaban para otro día de clases. Sin embargo, se decía que la escuela tenía un misterio que la rodeaba.
Un rumor recorría los pasillos: se hablaba de un viejo armario en el aula de historia que, según los alumnos, estaba embrujado. Aquellos que se acercaban a él sentían un escalofrío en la espalda.
"Yo digo que es solo un cuento para asustar a los chicos de primer grado", comentó Tadeo, sacudiendo la cabeza.
"Pero, ¿y si realmente hay algo? A mí me da curiosidad", dijo Luciana, con una chispa en los ojos.
"¿Y si vamos y descubrimos qué hay ahí?", propuso Cristofer, siempre listo para la aventura.
Camila dudaba. "No sé, chicos. ¿Y si es peligroso?".
Sin embargo, la curiosidad fue más fuerte, así que decidieron investigar después del almuerzo.
Cuando sonó el timbre, los cuatro se dirigieron al aula de historia. Una vez allí, estaban frente al famoso armario, que parecía más grande y más oscuro de lo que habían imaginado.
"¿Quién va a abrirlo?" preguntó Tadeo, un poco asustado.
"Yo lo haré", aseguró Luciana, mientras se acercaba con valentía. Con un fuerte tirón, abrió las puertas del armario.
Para su sorpresa, en vez de descubrir algo espantoso, encontraron un montón de materiales de arte, viejas pinturas, pinceles y un lienzo en blanco.
"¿Esto no es... arte?", preguntó Cristofer, maravillado.
"¡Sí, miren! Este lienzo parece estar listo para pintar", exclamó Camila.
Se dieron cuenta de que el armario no estaba embrujado, sino que era un pequeño tesoro olvidado en la escuela. Así que, inspirados por su hallazgo, decidieron hacer algo especial.
"¿Y si organizamos una exhibición de arte?", sugirió Tadeo.
"Me encanta la idea! Cada uno puede hacer su propia obra", dijo Luciana entusiasmada.
Los cuatro amigos pasaron las siguientes semanas trabajando juntos, pintando y creando obras que reflejaban su visión del mundo. Camila pintó un mural lleno de flores de colores; Luciana se enfocó en retratos de sus amigos; Tadeo hizo una representación del cielo estrellado y Cristofer creó una pintura abstracta llena de formas y colores.
La fecha de la exhibición llegó, y todos los chicos de la escuela, incluidos los profesores, estaban emocionados por ver las obras. La sala donde se realizó la exhibición estaba llena de padres y alumnos, y cada obra fue presentada por sus respectivos artistas.
"¡Qué lindo lo que hiciste, Tadeo!" exclamó una compañera.
"Gracias, pero todos deben ver lo que hizo Luciana. Su retrato es impresionante", contestó Tadeo.
Camila, al ver la alegría en los rostros de todos, sintió una gran satisfacción.
"Es increíble cómo un simple armario puede haber traído tanta creatividad a nuestra escuela", reflexionó.
La exposición fue un éxito rotundo, y como resultado, la escuela decidió crear un club de arte donde todos los estudiantes pudieran explorar su creatividad. Así, la Escuela N° 11 no solo se convirtió en un lugar de aprendizaje académico, sino en un espacio donde el arte y la colaboración florecieron.
Los cuatro amigos aprendieron que a veces los miedos más grandes pueden transformarse en grandes oportunidades si se les da una oportunidad.
Desde ese día, nada volvió a ser igual en la Escuela N° 11. El armario se convirtió en un símbolo de amistad y creatividad, y Camila, Luciana, Tadeo y Cristofer supieron que lo vivirían como el comienzo de muchas aventuras juntos.
FIN.