La Aventura en la Granja de Juanito



Había una vez un niño llamado Juanito que vivía en la ciudad. Un día, su mamá le dijo que iba a pasar el fin de semana en la granja de su abuelo. ¡Juanito estaba muy emocionado! No podía esperar para conocer a todos los animales.

Cuando llegó a la granja, el aroma de la tierra húmeda y el canto de los pájaros lo recibieron. En cuanto bajó del auto, su abuelo lo saludó con una gran sonrisa.

"¡Hola, Juanito! ¡Bienvenido! He preparado una sorpresa para vos"- le dijo su abuelo, guiándolo hacia un corral.

Allí, Juanito vio un grupo de animales. Había una vaca blanca con manchas negras, un gallo rojo que cantaba muy fuerte y unos patitos amarillos que nadaban en un charco.

"¿Cómo se llaman?" -preguntó Juanito, señalando a los patitos.

"Estos son Pato, Patita y Patito" -respondió su abuelo riendo.

Juanito se acercó a los patitos y dijo:

"¡Hola, amigos!"

Los patitos chapotearon en el agua y Juanito sintió que se reían.

Luego, se acercó a la vaca.

"¿Cómo te llamas, vaquita?" -le preguntó con curiosidad.

"Soy Blanca" -respondió la vaca, moviendo su cola.

"¿Te gusta estar aquí en la granja?" -preguntó Juanito.

"¡Sí! Aquí tengo mucho espacio para correr y jugar" -dijo Blanca.

Mientras Carlos hablaba, el gallo entonó una vez más su canto:

"¡Cocorocó! ¡Es hora de despertar!"

Juanito se rió y se dio cuenta de que el gallo era un gran despertador para toda la granja.

Después de jugar un rato, Juanito escuchó un ruido extraño.

"¿Qué fue eso?" -preguntó con curiosidad.

"¡Es el cerdito! Vive allá atrás, ven a verlo" -dijo su abuelo.

Juanito se dirigió hacia donde estaba el cerdito y vio un adorable cerdito rosa llamado Ramón, que estaba revolcándose en la tierra.

"¿Por qué te revuelcas, Ramón?" -le preguntó Juanito.

"Porque me gusta sentir la tierra fresca en mi piel, ¡es como un spa natural!" -respondió Ramón, sonriendo.

"¡Qué divertido! Me encantaría hacer eso también" -dijo Juanito mientras se tumbaba en el suelo y se revolcaba como Ramón. Ambos se rieron y jugaron un buen rato.

Al caer la tarde, Juanito sintió que debía despedirse de sus nuevos amigos.

"No quiero irme, me gusta mucho estar aquí" -dijo con un suspiro.

"Siempre podrás volver, Juanito. La granja y sus animales te están esperando" -dijo su abuelo.

"¡Prometo regresar!" -exclamó Juanito con una gran sonrisa en su rostro.

Y así, Juanito se fue de la granja con el corazón lleno de alegría y risas, haciendo promesas de regresar a visitar a Blanca, Ramón, Pato, Patita, y todos sus nuevos amigos. Sabía que en la granja siempre tendría un lugar especial. La granja no solo le había enseñado sobre los animales, sino también la importancia de la amistad y la diversión.

¡Y colorín colorado, esta historia se ha acabado!

FIN.

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