La Aventura en la Huerta



Era un hermoso día de primavera en el barrio de Greisy, donde las flores brillaban y el aire fresco prometía aventuras. Greisy, una niña de rizado cabello al viento, estaba en la huerta con sus amigas Justina y Leonela. Estaban cuidando de las plantas y disfrutando de un día soleado.

"Miren cómo crecen nuestras zanahorias", dijo Leonela emocionada.

"Y miren esas flores, están preciosas", añadió Justina mientras recolectaba algunas ramitas para hacer una manualidad.

De repente, Lucas, el chico del barrio conocido por ser travieso, apareció por el lugar.

"¡Hola, chicas! ¿Qué están haciendo?", preguntó mientras se acercaba.

Greisy y sus amigas se miraron con desconfianza, pues sabían que Lucas a veces hacía travesuras.

"Estamos en nuestra huerta, Lucas. No molestes, por favor", dijo Greisy con firmeza.

"¡Qué aburrido!", respondió Lucas con una sonrisa picaresca.

Que, de un momento a otro, decidió lanzar una madera. Nadie en su sano juicio habría pensado que lo haría. La madera voló, y en un giro desafortunado, aterrizó justo en la pierna de Greisy.

"¡Ay!", gritó Greisy mientras caía al suelo, asombrada y llena de dolor.

Justina y Leonela rápidamente se acercaron, y en sus ojos podía verse la preocupación.

"¡Greisy! ¿Estás bien?", preguntó Justina, sosteniéndola para que no se moviera.

"No, me duele mucho", dijo Greisy mientras se tocaba la pierna, que comenzaba a sangrar.

Lucas, al ver lo que había hecho, se quedó paralizado.

"No quise hacerlo, de verdad", balbuceó, lleno de arrepentimiento.

El miedo se apoderó de las tres amigas, pero impulsadas por su valentía, decidieron actuar.

"Leonela, corre a buscar a mi mamá", dijo Greisy.

"Yo voy contigo", respondió Justina.

Mientras tanto, Lucas se acercó para ayudar.

"¿Qué puedo hacer? Si quieres, puedo traer agua o un paño", ofreció, todavía sintiéndose mal por el accidente.

Greisy lo miró y, sorpresivamente, su corazón lleno de valor le dijo que debía perdonarlo.

"Está bien, Lucas. Pero, por favor, aprenda a no ser tan imprudente", le dijo, tratando de sonreír a pesar del dolor.

Lucas asintió, en ese instante comprendió que sus acciones tienen consecuencias. Se apresuró a ayudar y volvió pronto con un paño que había encontrado en su casa.

"Yo puedo sostenerlo mientras llega tu mamá", dijo, funcionando como un aliado a pesar del miedo que sentían las chicas.

Momentos después, la mamá de Greisy llegó corriendo, y al ver a su hija en el suelo, rápidamente la levantó con cariño.

"¿Qué ha pasado, mi amor?", preguntó angustiada.

"Lucas lanzó una madera y me lastimó", contestó Greisy, acostumbrándose al toque suave de su madre.

La mamá de Greisy no tardó en llamar a un médico, mientras las amigas se hablaban entre sí para calmarse.

"Todo va a estar bien. Estamos juntas", dijo Justina.

"Sí, somos un equipo", interrumpió Leonela con firmeza.

Mientras tanto, Lucas estuvo cerca toda la tarde, tratando de ayudar de cualquier forma. Y en el fondo, las chicas comenzaron a sentir que, a pesar del dolor, había algo positivo en esta experiencia. Greisy notó que tener amigos, incluso los que a veces cometen errores, podía resultar valioso en situaciones difíciles.

Finalmente, tras cuidar a Greisy y atenderla en el hospital, la doctora les dijo que todo estaría bien, que solo necesitaría un poco de tiempo para sanar.

"Gracias por ser tan valientes, chicas", les dijo la doctora.

"Y gracias a Lucas por aprender de esta experiencia", agregó Greisy, mirando a su nuevo amigo.

Desde ese día, Lucas no volvió a lanzar objetos sin pensar. Y Greisy, Justina, Leonela y Lucas formaron un equipo aún más fuerte. Ahora cuidaban de su huerta juntos, compartiendo risas y aprendiendo, disfrutando de todas las aventuras que la amistad trae consigo.

Y así, con cada flor que florecía y cada espiga que crecía, también lo hacían sus corazones, llenos de compasión, valentía y el entendimiento de que todos somos capaces de cambiar y aprender unos de otros.

FIN.

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